Gloria Silvia Orellana
@SilviaCoLatino
Los peces con sus vientres hacia arriba flotan a la deriva entre la espuma oscura de las aguas mieles, que descarga la industria del café aguas arriba en Guatemala, esta causa estragos a los pequeños agricultores en Honduras, como en la poza de El Remolino, testimonio tangible de la alta contaminación acuática.
“Una vez más estamos decepcionados y con la inquietud de todos los años, quienes vivimos esta pesadilla pedimos a las autoridades ambientales de los gobiernos nacionales tomar interés por los recursos naturales en riesgo, en que nosotros somos los afectados. Queremos que tomen medidas con las aguas mieles, que nos dejan sin peces, sin cultivos y con enfermedades, que ayuden a resolver este problema que desde el año 2010 venimos denunciando, y que lentamente va muriendo la vida acuática del Lempa”, afirmó Edwin Rodolfo Padilla, habitante de la comunidad.
En este contexto, la Mancomunidad Trinacional Fronteriza del Río Lempa trabaja con la población de la zona, con el objetivo de impulsar de manera integral programas o proyectos que vinculen la concertación desde políticas públicas a nivel municipal o subregional. Y cuentan con el acompañamiento de los gobiernos nacionales que entre ambos aportan recursos materiales, técnicos y financieros, para mejorar el entorno social y ambiental de los pueblos.
No obstante, ante la dimensión de la problemática de aguas mieles, que mina la vida de uno de los recursos más estratégicos de la región transfronteriza, la Mancomunidad Río Lempa busca financiamiento y apoyo internacionales como el acceso a dinero del “Fondo Verde” de la ONU, para crear acciones que transformen esta área, la integración y cohesión social por las aguas compartidas.
Padilla, quien reside en el Pico de la Peña, aldea Piñuelas, municipio de Santa Fe, departamento de Ocotepeque, Honduras, no existe otra razón de la muerte de la flora y fauna que las descargas indiscriminadas de aguas mieles, así como las heces fecales y químicos agrícolas, que se convierte en el mayor desafío para resolver.
“Nosotros somos agricultores y nos afectan en el riego de los cultivos, porque tenemos sistemas por goteo, esas aguas dañan exageradamente los sistemas al tapar las mangueras y se nos secan los cultivos y se nos hace más difícil producir. Nunca se ha reportado que haya muerte de ganado, pero no podemos usarla porque genera hongos y mucho menos tomarla para consumo”, manifestó.
Similar situación viven las comunidades en la aldea Olopita, Esquipulas, departamento de Chiquimula, Guatemala, quienes señalan problemas en cuerpos de agua y los terrenos dispuestos para sus cultivos de granos básicos o frutales.
Nelson* afirmó que el desfogue de las aguas mieles de forma continua y en grandes cantidades a cielo abierto termina convirtiendo los terrenos de la zona en verdaderos pantanos, emanan hedores nauseabundos al contacto con los rayos solares.
“Estas aguas mieles no es un simple problema, están afectando a Guatemala, Honduras y El Salvador, aquí nos enferman las plagas de moscas, gusanos y zancudos, que no se aguantan. Hay algunos que creen que esas aguas ayudan como abono, y es una gran mentira, tal vez la pulpa, pero las aguas mieles no lo creo. Se han perdido algunas reses, la situación es terrible, pero no podemos exigir ante los grandes empresarios”, manifestó.
Los efectos de las aguas mieles trascienden la zona rural y llega a las ciudades, como afirmó Alma Leticia Cuestas, residente del barrio Las Flores, municipio de Ocotepeque, Honduras, quien calificó los problemas del servicio de agua potable como permanentes y sin una solución a corto plazo.
“El agua es un problema serio, en invierno el agua que nos cae es sucia (turbia) y cuando es la cosecha de café el agua sale color oscuro y ligosa, entonces esa agua no podemos utilizarla para consumo o para hacer oficios del hogar, debemos comprar botellones de agua”, acotó.
No obstante, hay esfuerzos municipales, como explicó Osmán Chinchilla, encargado de aguas de Ocotepeque, para potabilizar con una planta de tratamiento artesanal el recurso hídrico del municipio.
“Nosotros tomamos el agua de ese río que entra a las pilastras con grava (de 1, ¾ y ½ pulgada) que sirve de filtro natural, luego pasa a una pila de recolección, cuando el agua ya está filtrada. Y culmina cuando llena los tanques de distribución de las viviendas”, explicó. Chinchilla, reconoció que aún falta mucho trabajo para mejorar la calidad del agua, en un cien por ciento, ya que la planta recibe agua contaminada por la industria del café y otras causas como los agroquímicos. Este gobierno local señaló que está comprometido con la población de Ocotepeque, a dar una respuesta más integral en cuanto al agua potable.
“Nosotros captamos el agua en la parte que se llama La Laborcita, que viene del río Tulas de Honduras que nace de la reserva biológica El Güisayote, por ahora solo tenemos la primera etapa de la planta, que solo quita sólidos suspendidos, solo tenemos filtros rápidos con tres diversos tipos de grava y tuberías perforadas, que nos permite mantener el sedimento arriba y que está no pase a las tuberías de distribución de las viviendas. Abastecemos un 95 % del agua en Ocotepeque, con una población de 28 mil habitantes”, reafirmó.
Los esfuerzos de la autoridad municipal son permanentes y se encuentra trabajando en la segunda etapa de la planta de tratamiento de aguas, tomando al río Omola, fronterizo con El Salvador, en la cual edificarán cuatro filtros más, y las celdas que le corresponden, por ahora solo mejoran la calidad del agua en un 40 % de su totalidad.
“El agua aún sale con un porcentaje de contaminación por las aguas mieles y los químicos, pero posteriormente estas aguas serán tratadas de manera bacteriológica y pasará a una cámara más, para inyectarle cloro-gas, de acuerdo a la cantidad de agua que recibamos, para su potabilidad y primero Dios, quizás lo logremos este año”, reafirmó.
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