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“Estamos en esa batalla para llevar la luz de las letras”

@DiarioCoLatino

La coordinadora de la Brigada Educativa Cubana en  El Salvador para la Alfabetización, cialis Bárbara Fonseca, ailment explica el trabajo que se ha venido realizando en esta área desde el 2010,  año en que se firmó un convenio marco con el gobierno central para combatir el analfabetismo en el país.

La tarea no ha sido fácil, dice, pero añade que está llena de satisfacciones y El Salvador se encamina a terminar con la ceguera que produce el no saber leer y escribir.

 Nada menos el pasado 10 de abril se declaró a Cinquera, en Cabañas, el municipio número 22 libre de analfabetismo. El programa lleva varios años implementándose en El Salvador y se denomina “Educando para la vida”, pero según Fonseca, el sustento metodológico es del programa cubano “Yo sí puedo”.

El programa está diseñado para atender a personas de  15 años en adelante. Todo aquel que quiera incorporarse lo puede hacer. Fonseca, quien además de maestra es graduada en filología, asegura que al programa se han incorporado a “viejitos” , “viejitas”  por lo que afirma “nunca es tarde para aprender”.

– ¿Qué trabajo desempeña dentro del programa de alfabetización del gobierno central?

Nuestro papel es asesorar el programa de alfabetización, porque este tiene a su base  el programa cubano  “Yo sí Puedo”.

– ¿Cuándo llegan al país ustedes?

Estamos en una misión de colaboración porque existe  un convenio marco firmado el 2010, y por lo tanto, ha habido participación cubana desde ese entonces. Siempre ha habido una brigada de cuatro compañeras,  estamos en tres regiones del país y nuestro propósito siempre ha sido asesorar el programa. Estamos en esa batalla solidaria con los salvadoreños, para seguir ampliando los espacios de esas personas que no tuvieron la oportunidad de ver la luz a través de las letras.

– ¿Han tenido algún tipo de obstáculos?

Siempre hay  muchos obstáculos, más que todo porque es un proceso complejo,  es un programa que reúne a personas de más de 15 años  que no tuvieron la posibilidad de pasar por los estudios en sus edades en la educación regular; por tanto, requiere un esfuerzo muy grande de la persona que ya tiene  hijos, que ya tienen nietos, que tiene la milpa que atender, que tiene muchas obligaciones  y por lo tanto es un esfuerzo grande. Por otro lado, las personas que facilitan el proceso,  que en la mayoría de casos son jóvenes del bachillerato o secundaria básica, hay que capacitarlos para que pueda utilizar la metodología.

– ¿Qué hacen ustedes para motivar a la gente que no quiere aprender?

Siempre es un proceso  de visita, persuasión, convencimiento; tratamos de estimularles a las personas de diferentes maneras, sobre todo dándole mucho aliento, porque la persona no debe sentirse nunca vencida.  En El Salvador hay una particularidad, al asociado le otorgan un certificado equivalente al segundo grado.

 – ¿Cómo saben que en un municipio no queda ya nadie que no puede leer y ni escribir?

Desde que comienza el año  se empieza a hacer la parte organizativa,  las entrevistas  a las personas que tienen la disposición de participar en calidad de promotores, porque hay que lograr la sensibilización. Se cuenta con el apoyo de las alcaldías, líderes comunales,  comunidad en general porque los círculos de alfabetización pueden funcionar en un centro escolar, pero pueden funcionar en la casa de un asociado, es un esfuerzo de muchas personas.

– ¿Cuál es la importancia de que todos apoyen?

Como dije antes, el programa tiene sus herramientas; pero, si no estuviera  el concurso  de todos los que desean que el país vaya sacando poco a poco a esas personas  de la ignorancia donde se encuentran porque no puede leer y escribir,  no se lograría  el éxito que se ha alcanzado hasta este momento.

– ¿Cuál es su experiencia en este tipo de procesos?

Soy miembro del Instituto  Pedagógico Latinoamericano Caribeño (IPLAC), profesora universitaria, profesora que participa en proyectos de alfabetización; soy doctora en ciencias y profesora titular de una universidad de ciencias pedagógicas y vicerrectora  docente de una universidad, pero participo directamente como miembro del Instituto en un proyecto que tiene que ver con los procesos de alfabetización  y  post alfabetización. Me dieron la tarea de venir a apoyar al país y de coordinar la brigada de cuatro compañeras en este proceso de ayuda y de apoyo.

-En Cuba, entiendo, ya no hay  personas que no pueden leer ni escribir.

Nosotros libramos la campaña de alfabetización en un año. El país fue liberado totalmente (del analfabetismo) en 1961 y, a partir de allí, vinieron todos los procesos sucesivos hasta llegar un momento que hay una gran formación de profesionales en muchas áreas del conocimiento,  pero fue la primera gran batalla dentro de la misma revolución.

-¿El Salvador puede soñar con estar libre de personas que no pueden leer y escribir?

Claro que sí. Lo que tenemos que lograr todavía es más empuje. El programa también se desarrolla con recursos. El recurso humano es vital, pero también los otros recursos son importantes, todos los materiales que han sido elaborados son excelentes; estas cartillas fueron hechas por salvadoreños con asesoría cubana a partir del contexto propiamente salvadoreño.

– ¿No hay recursos?

Digamos, cuando uno compara el país con otro, el programa no cuenta con recurso suficiente, pero cada país tiene sus características y naturalmente hay que adecuarse a los contextos. En este contexto lo que hacemos es tratar de impulsar al máximo de acuerdo con los recursos disponibles y buscando siempre ayuda, y siempre hay muchas personas buenas que apoyan el programa, muchas alcaldías también que se comprometen y contratan promotores, que apoyan con Alba becas y otros programas que también son sociales y se desarrollan en el país y también sirven de apoyo. Nosotros capacitamos y le damos seguimiento al proceso porque sin el seguimiento después no podemos falsear la realidad.

-¿Se siente satisfecha?

Hasta ahorita sí, pero tenemos perspectivas; hemos pensado y soñado. Bueno, Vladimir Lenin (fundador de la URSS) fue el mayor soñador  y hemos soñado que tal vez en esta gestión del presidente Salvador Sánchez Cerén pudiéramos liberar a todo El Salvador del analfabetismo. Es una deuda histórica que tiene el país con esas personas que no pudieron acceder en su momento a la escuela, además de ser en sí mismo un proceso de aprendizaje el saber leer y escribir es la liberación  del ser humano como persona  para que sea un mejor padre de familia, mejor vecino y entender mejor el contexto social. La persona se siente liberada.

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