Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
“Felices los pobres porque de ellos es el Reino de Dios”, dijo san Oscar Arnulfo Romero, quien más que un profeta es un camino de vida a seguir, afirmaron las personas que por un momento dejaron el caos de la ciudad para visitar la cripta, en Catedral Metropolitana, en donde el silencio lo envuelve y la luz de las velas por intenciones personales crepitan desde sus pabilos.
A escasas 48 horas de conmemorar el 41o aniversario de la muerte martirial del primer santo salvadoreño monseñor Oscar Arnulfo Romero, que se une al “Día Internacional del Derecho a la Verdad”, declarado por la ONU, en relación a las graves violaciones a los derechos humanos y la dignidad de las víctimas, los salvadoreños recuerdan al santo que dijo la verdad en el país.
San Oscar Romero convoca a muchas personas a su alrededor, ya sea en grupos, familias o personalmente, y entre los cuatro reclinatorios que le flanquean, las flores, las peticiones y oraciones le llegan profusamente, así los motivos diversos y llenos de mucha fe y esperanza.
Reynaldo Carranza tiene 55 años, y afirma que las oraciones por la intersección de san Romero a Dios, le mantienen con vida. Y por eso hace el tiempo para visitarlo cada vez que está libre de su trabajo.
“Siempre venimos a Catedral a adorar a nuestro Señor, y segundo a darle gracias a san Romero por sus intersección personales en mi vida. Yo estuve a punto de fallecer del corazón y gracias a la intersección de San Romero Dios me tiene con vida, así que vengo a darle las gracias. Yo me enfermé hace tres años y le pedí a monseñor Romero que intercediera sanando mi corazón y ahora, esta es la respuesta, tengo (…) estoy con vida gracias a mi Señor Jesucristo”, afirmó.
Comenta que conoció a monseñor Romero desde su infancia y consideró esto como un signo especial, al afirmar que “yo recibí la primera comunión de sus manos aquí en Catedral”. Sobre su pastoral, señaló que fue una gran eminencia pero humilde con el pueblo.
“Lamentablemente, callaron su voz, y ahora vive en el corazón del pueblo y en cada uno de nosotros, los que realmente lo conocimos, sabemos que fue una gran persona, que compartía lo poco que tenía o daba con nosotros los pobres y de hecho sé que desde el cielo está pidiendo por cada uno de nosotros y estoy seguro que está intercediendo para que esta pandemia (COVID-19) termine en El Salvador.
Hace sus oraciones y besa el monumento de su lápida, que representa el “Sueño de los Justos”, conmovido hasta las lágrimas, señaló, sobre la violencia que golpea al país, “Él nos llamaría a amar a nuestro prójimo, a favor del diálogo, a favor del perdón y sobre todo de la unidad familiar y social. Porque a él no le gustaba el sufrimiento de su pueblo”, expresó.
Inspiración de fe por su testimonio de vida
Silvia Coreas ha llegado con su madre, se han sentado en las bancas de un costado, desde donde pueden observar el mausoleo de monseñor Romero que está lleno de flores y personas que oran desde los reclinatorios. “Monseñor Romero es de mucha inspiración para nuestra fe cristiana”, dijo, al señalar que el obispo mártir nunca permitió que las ambiciones o el miedo afectaran su vida como pastor de la grey católica en un momento de la historia de país, que era polémica, violenta e insegura.
“Conozco de su vida, aunque nací años después de su muerte martirial, pero considero que la vida de monseñor Romero es de mucha inspiración cristiana. Es el encuentro con su vida, con su entrega. Y ahora para pedir la fortaleza de seguir viviendo nuestra experiencia de fe y comprometiéndonos como cristianos”, manifestó.
Sobre la violencia y confrontación social, Silvia consideró que se debe recordar que monseñor Romero siempre invitaría a vivir desde los valores del Evangelio, ante situaciones difíciles o desesperanza que afectan al país.
“Los valores del amor, de la justicia, la dignidad, del respeto al hermano, a la hermana. Y el compromiso por los que más sufren. Creo que eso nos indicaría monseñor Romero, estar con los que más padecen y sobre todo siendo testigos de vida y de amor”, concordó.
La palabra de san Oscar Romero ha sido divulgada en diferentes países y realidades sociales, y lo profético del contenido de su mensaje es la entrega y compromiso con los más pobres y renunciar a los “falsos dioses” como el dinero, el poder o la idolatría a la persona.
Seguir el camino de san Oscar Romero
David, de 36 años, llega en comunidad a la Cripta de Monseñor Romero, y explica: “Creo que todos deberíamos imitar a monseñor Romero, primero por su legado, el acompañamiento a los más necesitados, con todas las personas humildes sin distinción de clase social”, y así buscar a Jesús en la vida de cada persona y tratar de reflejarlo con acciones de solidaridad y ayuda por otros.
“Cada uno de nosotros tiene que descubrir que va haciendo monseñor Romero en nuestras vidas, a través de los mensajes y prédicas y que la Iglesia nos vaya transmitiendo la figura de san Oscar Romero en nuestra vidas para interiorizarlo más. Algo importante, pese a la pandemia no debemos desunirnos, sino acompañar a estas personas que sufren, porque es Cristo el que sufre. Debemos darnos más enteros y creo que la oración es poderosa. Creo que monseñor Romero nos mandaría a buscar nuestra paz interior, para acabar con la violencia, desde nuestras acciones y podamos transmitir esa alegría que las demás personas necesitan”, afirmó.
Primera vez en la Cripta de Monseñor Romero
Las oraciones a san Oscar Romero están llenas de lágrimas. Proveniente de Chalatenango, Irma Torres ha llegado con amigas hasta la Cripta en donde reposan sus restos mortales. “Es la primera vez que visito la Cripta, tengo una gran fe, a pesar de que no lo conocí solo mi mamá y mi abuelita, que son muy creyentes”, dice, mientras seca sus lágrimas.
El magnicidio del pastor católico sucedió el 24 de marzo, en la capilla Divina Providencia que se encuentra dentro del “Hospitalito”, que trata a personas desahuciadas por cáncer, y en donde vivió monseñor Oscar Romero, aún le trae recuerdos dolorosos a Irma, quien manifestó: “Su historia quedó clavado en mí, su forma de expresarse y defender los derechos de todos nosotros que éramos y somos campesinos, somos esas personas humildes y pobres que tanto defendió”.
De la historia oral de su madre y abuela, Irma guarda las palabras de mayor fe, que le compartían como la presencia de Dios dentro de la familia y la sagrada revelación que esto representa en la vida del cristiano.
“Esto que él (San Oscar Romero) hacía eran testimonios de humildad y esperanza, porque nos daba en cada catequesis su fe y conocimiento de la verdad. Nosotros como Iglesia y feligreses debemos de interpretarla para seguir su camino, claro, quizás no podamos seguir a cabalidad porque todos sus pasos fueron desafiantes, pero sé que nos serviría de mucho para salir adelante. Creo que monseñor Romero pediría el cese a la violencia, y pediría también la unidad en las familiar porque es el seno de la familia que se inicia la educación, la moral y la caridad con otros”, puntualizó.
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