Por: Rolando Alvarenga
Años van años vienen y este fútbol no toca fondo. Más bien, sigue escribiendo y sumando páginas para la histórica frustración del fútbol salvadoreño, con resultados amargos resultados locales en el Torneo de la CONCACAF. Entre ellos, la increíble eliminación del FAS a manos del poderoso Managua; la “lógica” caída del Limeño ante los canadienses del Hamilton Forge y la reciente derrota de lo mejorcito que tenemos, Alianza, frente a los catrachos del Motagua.
Y es lo menos que puede pasar cuando la alta y talentosa dirigencia de la Liga Mayor no deja de practicar la fracasada “rueda de caballitos de entrenadores”. Todos los torneos el mismo mal. Veteranos técnicos que hace años dieron su vida útil, siguen siendo los protagonistas de una vieja práctica que no permite crecer al pobretón y estancado fútbol guanaco. Y para colmo, vuelven a contratar a un extranjero malcriado que siempre viene a humillar a los nuestros.
Los mismos entrenadores que ya estaban cuando la exitosa Selección Sub-23 retornó del Mundial de Turquía y por timoratos y conservar sus huesos, no le dieron oportunidad a tanto jugador con buen potencial y talento, que en estos años serían la base sólida de una selección competitiva a nivel internacional. Y como parte de este circo increíble, los dirigentes decapitan técnicos de primas a primeras en un torneo que no incluye descenso.
Es por lo anterior y por un resto de insumos, que a través de los años siempre he sostenido, sostengo -y estoy a la orden del que quiera que lo discutamos-, que por su falta de profesionalismo integral, este fútbol no volverá a ganar un título internacional y menos a clasificar para unos Juegos Olímpicos o Campeonato del Mundo. Es un fútbol que lejos de meter miedo y seriedad, es una mezcla de chiste y cólera. Nada que ver con las gloriosas décadas de los 60s-70s-80s cuando este fútbol ¡pesaba!