Álvaro Darío Lara
Escritor y docente
Sobre mi mesa de noche, desde hace unos años, se encuentra un libro reconfortante, maravilloso, que lleva por título “Manantiales en el desierto”, su autora es una conocidísima escritora espiritual, de filiación evangélica, dotada excepcionalmente de un aliento divino, capaz de insuflar a cuanta alma llegue a sus escritos, una experiencia renovadora ante la vida, ante el dolor, ante la miseria humana, me refiero a la estadunidense Lettie Burd Cowman (3 de marzo de 1870 – 17 de abril de 1960),quien firmó sus libros devocionales como Mrs. Charles E. Cowman, en honor a su esposo, con quien desarrolló una infatigable labor misionera en Japón, China y Corea, principalmente, fundando la memorable: “The Oriental Missionary Society”, que desde su aparecimiento se trazó como meta llevar el evangelio cristiano al mundo entero.
Mientras su marido, Charles, sufría una penosa enfermedad que lo llevó a la muerte en 1924, Lettie descubrió su vocación como escritora, destinando para cada día del año, un fragmento bíblico, seguido de una reflexión, y rematado con una frase o pensamiento inspirador de algún autor evangélico. Sin lugar a dudas, sus escritos trascendieron el contexto confesional en que surgieron, para convertirse en una fuente motivadora de auténticas búsquedas espirituales.
A lo largo de sus fructíferos 87 años, Lettie legó a la humanidad más de una decena de libros siempre de naturaleza mística, donde nos recuerda el destino elevado de los seres humanos, y su vocación infinita, perfecta, hacia el amor que es capaz de transformarlo todo.
Más allá de los credos religiosos, en esta época cargada de fuertes pragmatismos y de una visión tan poco solidaria de la vida, dejo con ustedes, en este 2019, que apenas comienza, unos fragmentos de la primera lectura de “Manantiales en el desierto”: “Queridos amigos hoy nos encontramos sobre el borde de lo desconocido. El año nuevo lo tenemos delante de nosotros y vamos a poseerlo. ¿Quién puede adivinar lo que hallaremos? ¿Por qué nuevas experiencias y cambios pasaremos y con qué nuevas necesidades nos enfrentaremos? He aquí un mensaje de nuestro Padre Celestial que nos alienta, conforta y anima. ´El Señor tu dios se cuida de ello´. `Sus ojos están sobre tus necesidades y turbaciones hasta el fin del año` (…) `Las dificultades, como montañas que en la vida encontramos, son las que nos conducen al trono de la gracia y nos proporcionan la lluvia´ (…) ` ¡Cuántas desolaciones de árboles y frutos se han evitado debido a las montañas!´ (…) `No podemos decir qué es lo que la pérdida, el dolor y la prueba están obrando. El Padre se acerca hoy a nosotros para tomarnos por la mano y conducirnos por nuestro camino. Este será, un año bueno y bendito´”.
Impresionados con el testimonio de una fe tan poderosa, no tenemos temor en repetir: “¡Este será, un año bueno y bendito!”. ¡Así sea para todos!