Renán Alcides Orellana
… es -debiera ser- cosa seria. Algunos diputados y otros aspirantes a serlo, online pharm así lo creen. Es más, cialis sales quisieran darle ese valor y ejercer esa condición, clinic con apego irrestricto a principios morales y constitucionales. Estos diputados -en lamentable minoría- conservan todavía, para su bien y el de la población electora, la disposición a honrar la sabia sentencia del poeta y patriota cubano José Martí: “A la Patria se le sirve y no se le toma para servirse de ella”.
Lamentablemente el resto, que son la mayoría, no. La incoherencia entre el discurso y la realidad de su ejercicio, ha sido -es- tan evidente que, sin necesidad de una exhaustiva observación, sus acciones decepcionan a los ciudadanos honrados, que un día depositaron en ellos la confianza de una gestión activa y transparente. Les bastó asumir el cargo para defraudar al pueblo elector: desatención a su comunidad, asistencia irregular, ninguna propuesta positiva, ni siquiera una mínima intervención en el pleno en defensa de la justicia y los derechos ciudadanos.
Estas consideraciones -ni antojadizas ni de personales señalamientos- van de la experiencia a una reflexión cívica. La época es propicia para meditarlo a las puertas de un período pre electoral, precisamente para elegir a diputados y alcaldes. Los partidos se preparan a “elegir” a sus candidatos, para que la población “vote” por ellos. Es decir, el pueblo no elige a los diputados -los eligen los partidos- y sin embargo, son sus “representantes”… Por eso, hay “representantes” totalmente desconocidos en una comprensión y, por lo mismo, ajenos a sus necesidades reales. Y esta rueda de caballitos se da por la perjudicial perpetuidad en el cargo: “hoy vas por San Miguel, luego por San Vicente y después por Santa Ana…”, la cosa es cumplir con su deseo de “seguir sirviendo a la Patria”…
Si bien lo anterior no se puede evitar -porque no es ilegal, aunque sí inmoral- es tiempo de que la ciudadanía, por el total derecho que le asiste, demande a los partidos que, por lo menos, sepan “elegir” a hombres probos y eficientes, para poder “votar” por ellos más resignadamente. Ya se sabe que los partidos “elegirán a los mismos”, algunos ya con añitos encima. Reelección que, en algunos casos, se comprende por el eficiente trabajo partidario y por la aceptación de “sus” coterráneos de departamento… pero, en otros, no. Si la población pudiera elegir candidatos -y no solo votar a ciegas- ya le hubiera puesto fin a la “brillante carrera” de algunos. Pero, ni modo. Si las condiciones tradicionales persisten, en 2015 sin duda habrá más, pero “más de lo mismo”…
Ojalá que la ciudadanía no sea testigo de nuevos casos lamentables (juicios de desafuero por difamación, ebriedad escandalosa con disparos a la autoridad, viáticos para viajes ficticios, visibles componendas y privilegios, denuncias sobre maletines negros, tránsfugas…), que tiren por la borda el bienestar de la población. Tampoco una oposición legislativa dedicada a obstaculizar proyectos, por mero revanchismo político; o a propiciar actos de corrupción y otros ilícitos, como algunos casos en los que diputados, con prepotencia inaudita, han contribuido a afearle el rostro y zaherirle el espíritu a la Nación.
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PUNTO Y APARTE. ¿Cómo entender que, por sentencia de la Sala de lo Contencioso de la CSJ, la Asamblea Legislativa deba cancelar miles de dólares a un diputado propietario que, por desafuero, no trabajó, y ya se le canceló al suplente la misma cifra…? Raro caso, en el que dos diputados, propietario y suplente, cobran doble como si fueran uno. Caso decepcionante. Quizás legal; pero ético, no… (RAO).