Washington / AFP
El secretario interino de Seguridad Interior (DHS) de Estados Unidos, Kevin McAleenan – quien se encarga de implementar la política migratoria – se tuvo que retirar de una conferencia el lunes en Washington por un boicot de estudiantes que le gritaron «estamos con los inmigrantes».
McAleenan comenzaba su discurso en la facultad de Derecho de Georgetown cuando tres grupos de estudiantes y activistas levantaron pancartas negras con el mensaje «estamos con los inmigrantes» y recitaron los nombres de niños migrantes muertos en los últimos años en custodia de las autoridades fronterizas.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decretó una política de «tolerancia cero» con la inmigración irregular y ha hecho de la lucha contra la llegada de indocumentados un eje de su gobierno y un mensaje central de su campaña para la reelección.
McAleenan intentó en tres oportunidades retomar su discurso pero fue interrumpido por las protestas. En un momento la académica del Instituto de Política Migratoria, Doris Meissner, que organiza la conferencia, les dijo infructuosamente: «Por favor tengan un poco de respeto por esta audiencia».
Los manifestantes gritaron los nombres de Jakelin Caal, Felipe Gómez, Carlos Hernández, entre otros niños migrantes fallecidos, mientras otro grupo replicó «¡Presente!», en español.
El DHS criticó que los manifestantes se «robaron» el derecho a la libre expresión y publicó el discurso que McAleenan pensaba pronunciar.
El funcionario destacó que la magnitud de la «crisis» por el alza de los flujos migratorios, destacando las cifras de mayo, cuando cerca de 144.000 personas fueron aprehendidas o detectadas cruzando la frontera de forma irregular.
«Con el abrumador número de llegadas, las instalaciones del DHS en la frontera quedaron colapsados, lo que derivó en condiciones humanitarias muy difíciles», McAleenan.
Las cifras de mayo representaron un pico en 13 años, después de lo cual Estados Unidos firmó cuestionados acuerdos con México y con Guatemala, Honduras y El Salvador para frenar la migración irregular tras lo cual las cifras cayeron a un nivel de 64.000 en agosto.
La política de «tolerancia cero» propició la separación de 2.300 niños de su padres migrantes y tuvo que ser suspendida tras una ola de indignación.
Congresistas demócratas han denunciado las «horrible» condiciones de los centros de arresto y la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, dijo en julio que estaba «impactada» por las condiciones de detención de los migrantes en Estados Unidos.