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Alumnos y docentes de la comunidad educativa de la Escuela Nacional de Agricultura “Roberto Quiñónez” (ENA) junto a trabajadores del Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal “Enrique Álvarez Córdova” (CENTA) denunciaron la usurpación de terrenos productivos que ambas instituciones han tenido, con lo que se vulnera el derecho de los jóvenes a tener una educación plena, así como el derecho al trabajo y el desarrollo de la agricultura nacional.
En el año 2014 120 personas usurparon aproximadamente 56 manzanas (mz) de tierra, las cuales eran utilizadas para desarrollo y producción del cultivo de caña de azúcar en la ENA, este abuso representa una debilidad grave para la escuela, ya que impide el desarrollo integral de los agrónomos en formación.
A raíz de ello, los estudiantes no pueden realizar una serie de acciones encaminadas al aprendizaje de las diferentes variedades de este cultivo tan importante para la industria azucarera de nuestro país. La fertilización, repoblación de surcos, reconocimientos de variedades, cálculo del rendimiento de producción en campo, recuentos de mosca pinta (plaga que afecta a la caña de azúcar), son algunas de las habilidades que los alumnos no pueden desarrollar en el campo.
Asimismo, la ENA dejó de percibir un ingreso de aproximadamente 120 mil dólares al año, como resultado de la venta de la caña de azúcar en la zona, afectando directamente su presupuesto general.
En cuanto a los terrenos ubicados en el área conocida como Las 200, donde se encuentra ubicada la Unidad de Tecnología de Semillas (UTS) del CENTA, el pasado 11 de marzo, grupos externos agredieron al personal que allí labora y han ocupado 40 mz en total.
Durante los últimos cuatro años, a través de la UTS, se ha avanzado enormemente en la seguridad alimentaria, a través de la seguridad semillera, al fomentar la producción nacional de semilla de maíz, sorgo (variedades e híbridos) y variedades de frijol y arroz. La producción de la UTS reviste de gran importancia ya que la importación de semilla de frijol se redujo, hasta llegar a cero desde el 2016. En maíz se produce el 100% de la semilla certificada que los productores de grano necesitan, esto ha contribuido a disponer de propia semilla (soberanía semillera), a dinamizar la economía local, ahorrar divisas, generar empleo y evitar el riesgo del ingreso de plagas y enfermedades que pueden venir en la semilla y afectar la producción local.
Para lograr cumplir con la producción de estas semillas, el CENTA debe proveer la semilla básica de las diferentes variedades a los productores de semilla, garantizando el apoyo a la seguridad alimentaria y nutricional de la población salvadoreña.
Con la usurpación de las tierras utilizadas para la producción de semilla, en la UTS se dejará de producir la semilla básica de maíz, frijol, arroz y sorgo que utilizan los productores de semilla, quienes producen la semilla certificada que es entregada en los paquetes agrícolas que el MAG entrega a los productores de granos, anualmente. Hace cuatro años se redujo el área de siembra en 40 mz por la toma de tierras; actualmente se tiene una situación similar y se estarían reduciendo otras 80 mz, con esto quedaría totalmente destruida la producción de semilla nacional y no se tendrá semilla para que los agricultores puedan sembrar granos básicos en el 2019.
Las pérdidas a nivel de país serían enormes, por ejemplo, en maíz se dejaría de producir 16 millones de quintales de grano y en frijol 1.25 millones de quintales de grano. Esto tendría un efecto negativo en la población salvadoreña, ya que el precio de estos granos se elevaría drásticamente, se reducirían las fuentes de empleo en el área rural fomentando la migración de los jóvenes y el país sería dependiente de granos de otros países.