Bruselas / AFP
Clément Zampa
La Eurocámara aprobó este miércoles un ambicioso acuerdo comercial entre la Unión Europea y Japón, presentado como un «símbolo» positivo frente al proteccionismo del presidente estadounidense, Donald Trump, y la crisis política vinculada al Brexit.
Por 474 votos a favor, 152 en contra y 40 abstenciones, los eurodiputados reunidos en Estrasburgo (noreste de Francia) aprobaron este acuerdo comercial que la UE presenta como «el más importante del mundo». Su entrada en vigor está prevista el 1 de febrero de 2019.
Es un «símbolo, una señal», celebró en declaraciones a la AFP la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström. «Demuestra que nosotros estamos a favor de un comercio abierto, pero regulado», agregó.
La conclusión de este acuerdo permite a la UE reforzar su papel de adalid del libre comercio, cuando el multilateralismo está más cuestionado que nunca por Estados Unidos y cuando el escenario de un Brexit sin acuerdo preocupa a los europeos.
El acuerdo podría servir de base a un eventual tratado comercial con Reino Unido tras el Brexit. «Todo es un poco incierto en estos momentos, pero un día u otro, tendremos que negociar algo», que vaya «todavía más lejos» de lo cerrado con Japón, indicó Malmström.
Con un mercado de más de 630 millones de personas y casi un tercio del PIB mundial, este texto negociado desde 2013 es el más grande jamás concluido en la historia.
Desde su entrada en vigor, prevista el 1 de febrero, el pacto cubrirá prácticamente la totalidad de los intercambios entre la UE y Japón y beneficiará especialmente, según Malmström, a la agricultura europea.
A largo plazo, el 85% de los productos agroalimentarios de la UE podrán entrar en Japón sin derechos de aduana, pero, en ocasiones, después de períodos de transición.
Los aranceles a algunos productos, como la carne de res, se reducirán progresivamente. El arroz, muy simbólico para los japoneses, está por su parte excluido del acuerdo.
Tokio se compromete también a reconocer más de 200 indicaciones geográficas como el roquefort, que contará en el país asiático «del mismo nivel de protección que en Europa».
Las negociaciones fueron especialmente complicadas sobre los productos lácteos, un sector sensible para Tokio. El acuerdo prevé la eliminación de los derechos de aduana muy elevados en varios quesos, con un período de transición de hasta 15 años.
Los japoneses obtienen por su parte un acceso libre al mercado europeo para su industria automóvil, pero sólo al término de un período de transición de varios años.
– ‘Indiferencia general’ –
Este acuerdo comprende también un capítulo sobre desarrollo sostenible y una referencia explícita al Acuerdo de París sobre clima.
Pero estos puntos no lograron convencer a las oenegés, muy críticas con los acuerdos comerciales cerrados por Bruselas desde el tratado con Canadá, conocido como CETA y blanco de una fuerte contestación en 2016.
El tratado con Japón «confirma que la política comercial europea sigue ciega y sorda a los desajustes sociales y medioambientales que genera», indican en un comunicado conjunto la Foundation pour la Nature et l’Homme, el instituto Veblen y Foodwatch.
«Negociado en la mayor opacidad» y ratificado «en la indiferencia general», este acuerdo «amenaza los derechos sociales, la agricultura, la alimentación, el medio ambiente, el clima e incluso nuestros principios democráticos», agregan.
«Con o sin acuerdo, mantenemos intercambios con países lejanos. ¡Es el comercio!», aseguró Malmström, al ser consultada por las críticas sobre la protección del medio ambiente.
Para la comisaria sueca, «al final son los consumidores quienes deciden». «Muchos de ellos, sobre todo los jóvenes, prefieren comprar productos locales, pero en Europa hay productos que no pueden comprar, como kiwis».
Malmström se comprometió a que la UE trabajará con Japón «para cumplir los criterios de París y para que los transportes sean más limpios».
La ratificación por la Eurocámara del acuerdo con Japón pone fin a un año en que la UE logró cerrar la modernización del acuerdo comercial vigente con México, pero sigue sumida en las negociaciones con los países del Mercosur, que esperan ahora la llegada al poder en Brasil de Jair Bolsonaro.