Estrasburgo/AFP
El principio de acuerdo alcanzado el lunes entre los líderes de la Unión Europea con Turquía para frenar el flujo de migrantes al bloque fue duramente criticado este miércoles en la Eurocámara, healing en donde se acusó de «entregar las llaves de la puerta de Europa» al presidente Recep Tayyip Erdogan.
De derecha o izquierda, drugstore ecologistas o liberales y populistas, los diputados, reunidos en pleno en Estrasburgo (este de Francia) criticaron en un debate el proyecto de acuerdo alcanzado con Ankara que contempla la expulsión de los refugiados llegados a Grecia hacia Turquía.
«No niego que necesitemos arreglos prácticos y técnicos con Turquía para enfrentar la situación, pero esto no es un arreglo práctico o técnico, es un acuerdo con Turquía en el que se tercerizan nuestros problemas,» dijo el jefe de la bancada de los liberales, Guy Verhofstadt.
«Es un acuerdo con el que estamos poniendo de hecho las llaves de la puerta de entrada a Europa en las manos de Turquía, de los sucesores del Imperio Otomano, de Erdogan, o más bien del sultán Erdogan», añadió.
Los dirigentes europeos y turco se dieron hasta la cumbre prevista el jueves y viernes de la próxima semana para finalizar un acuerdo. Este incluiría la expulsión de los refugiados que ingresan ilegalmente en Grecia y la UE se comprometería a cambio a readmitir el ingreso en su territorio, por una vía legal y segura, de refugiados que se encuentran en los campamentos turcos.
Por esta cooperación de Turquía para frenar la llegada de migrantes que desestabiliza políticamente a la Unión Europea, Ankara recibiría una ayuda adicional de 3.000 millones de euros, monto igual al que pactó en noviembre.
Además, los turcos que viajen a la UE serán sometidos a un régimen de visado más flexible desde junio y se acelerarán las negociaciones para la adhesión de Turquía.
Comentando las exigencias, Manfred Weber, el presidente del grupo PPE (derecha), pidió no dar «un cheque en blanco» a Ankara. Calificó además como «inaceptables» las violaciones a la libertad de prensa en Turquía.
«No hay que mezclar el diálogo sobre los refugiados con las negociaciones sobre la adhesión a la Unión Europea», ahondó por su parte el líder de la bancada socialista, Gianni Pittella.
En tanto, el copresidente del grupo de los Verdes, Philippe Lamberts, fustigó un «fracaso moral». «Desplegamos la alfombra roja a un régimen que amordaza a la prensa (…) y bombardea a su población», criticó, en alusión al conflicto kurdo.
«Este acuerdo supone un giro brutal en la estrategia de gestión de la crisis de los refugiados, hemos decidido en realidad subcontratar el derecho de asilo que en la practica viene a hacer derogarlo», comentó por su parte la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo, la socialista Elena Valenciano, en declaraciones a una radio española.
La sesión parlamentaria estuvo también marcada por comentarios racistas de un eurodiputado griego de Amanecer Dorado que fue expulsado del hemiciclo por el presidente del Parlamento, Martin Schulz.
Eleftherios Synadinos insultó en sesión a los turcos afirmando que «como los escriben los letrados otomanos: el turco es un bárbaro de espíritu, blasfemador, obtuso y sucio. El turco es como un perro: se hace el feroz pero cuando debe afrontar un adversario, huye».
Un proyecto «deshumanizador»
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur), Filippo Grandi, manifestó hoy su preocupación por el acuerdo preliminar entre la Unión Europea (UE) y Turquía sobre la cuestión migratoria.
«Estoy profundamente preocupado por cualquier arreglo que implique el retorno indiscriminado de gente de un país a otro, que no detalle las garantías de protección de los refugiados en virtud del derecho internacional», expresó Grandi al intervenir en la sede del Parlamento Europeo ubicada en la ciudad francesa de Estrasburgo (este).
Al respecto, mencionó tres condiciones previas para que puedan considerarse conformes al derecho internacional los regresos de los solicitantes de asilo hacia un tercer país.
El país destinatario debe primero asumir la responsabilidad de examinar el pedido de asilo, precisó.
También explicó que un refugiado debe estar protegido de la devolución, es decir, de una expulsión y si obtiene el asilo debe poderse «beneficiar del asilo conforme a los estándares internacionales y tener un pleno y efectivo acceso a la educación, un empleo, cuidados médicos y si es necesario ayuda social».
«Estas garantías deben estar detalladas legalmente y prevalecer sobre todo mecanismo en el que la responsabilidad de examinar un pedido de asilo sea transferido hacia un tercer país, en este caso por la UE a Turquía», recalcó el funcionario.
Un portavoz de la Comisión Europea, Alexandre Winterstein, que «los detalles [del acuerdo] que aún deben ser finalizados (…) serán por supuesto plenamente conformes con el derecho europeo e internacional».
Amnistía Internacional también criticó «la idea de canjear refugiados», calificándola de «peligrosamente deshumanizadora».
Al margen de las discusiones con Turquía estalló entre los 28 una nueva división sobre la situación migratoria en la llamada «ruta de los Balcanes», utilizada en 2015 por 850.000 solicitantes de asilo.
Un proyecto de declaración final destacaba que «esta ruta está cerrada», algo sobre lo que Alemania dio cuenta de sus reservas, por lo que se suprimió esta referencia.
La crisis migratoria provoca desde hace meses profundas divisiones en la UE y amenaza uno de sus pilares más emblemáticos de su construcción: la libre circulación en el espacio sin fronteras Schengen.