BERLÍN/Xinhua
Estados Unidos, Europa y China dependen el uno del otro y Europa tiene que encontrar un papel activo y no apresurarse a comprometerse, sino formar alianzas con todas las partes, se indicó en un artículo publicado en el más reciente número de la revista alemana WeltTrends.
La Unión Europea (UE) “no debería posicionarse de manera unilateral del lado de su amigo transatlántico, sino que debería formar alianzas cambiantes” en el conflicto entre Estados Unidos y China, escribieron los autores Thomas Bonschab y Robert Kappel.
La posición de monopolio de Occidente ha sido desafiada y muchos países emergentes y en desarrollo han registrado un alto crecimiento económico, se señaló en el artículo, el cual agregó que la UE debe “encontrar su papel”.
Estados Unidos ha perdido su “capacidad y voluntad para actuar a nivel global como pacificador”, aunque todavía representa el 50 por ciento del gasto militar mundial, y la retirada de sitios conflictivos mundiales como Afganistán se ha convertido en el principio rector de “Estados Unidos primero”, indicaron los autores.
China ha alcanzado a Estados Unidos y a Europa en el desarrollo de tecnologías de vanguardia en industrias claves, destacó el artículo.
Europa está menos debilitada de lo que con frecuencia se afirma, se indicó en el artículo, el cual señaló que Europa atrae por mucho la mayor inversión extranjera, muy por arriba de Estados Unidos, y a pesar de un producto interno bruto (PIB) menor en comparación con otros nuevos bloques comerciales importantes como la Asociación Económica Integral Regional, la UE y Alemania en particular tienen una ventaja que durará muchos años.
Los países que antes eran los más pobres también se han vuelto más importantes en términos económicos. Las tasas de crecimiento del ingreso per cápita de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con sede en París sólo fueron de la mitad de las de las economías emergentes y en desarrollo, y los países asiáticos fueron los principales contribuyentes, escribieron los autores.
En el nuevo orden mundial, indicó el artículo, se puede asumir que los valores fundamentales de la democracia occidental tendrán menor demanda que asuntos como la pobreza, el control de enfermedades, la estabilidad de los mercados financieros, la violencia y el clima.
“Ni Estados Unidos ni la UE tienen el poder duro o el poder blando necesarios para dar forma al orden mundial”, se indicó en el artículo.