Zoraya Urbina
Periodista
Polifacética es la palabra que mejor describe a Eva Guillamón, find dramaturga, cantante, actriz de teatro, escritora, locutora radial, aprendiz de flautista, por mencionar algunos de sus oficios, si es que se les puede llamar así.
Albacete, España, fue la tierra que la vio nacer hace treinta y tantos años, en un grupo familiar, en el que es la mayor de tres hermanos y que significa mucho para ella, “ yo tengo una suerte maravillosa de tener una familia que es como una red que me puedo lanzar donde sea porque sé que siempre me van a coger”.
Con esa fortaleza, emprendió el camino en una carrera que no le gustaba, pero a la sazón le cambió el rumbo. “Estudié biblioteconomía y documentación, que es como recopilación de información, en eso descubrí que no me gustaba. Lo supe desde el primer día pero con el tiempo, esto me posibilitó ser becaria en el periódico El País (medio de comunicación español)”, relata.
Inició en el archivo fotográfico del diario donde cada que podía hacía fotos casi a escondidas, hasta que el editor del suplemento cultural vio unas imágenes de Eva y, “dijo: -¿esto quién lo ha hecho?- yo, dije aterrorizada porque había utilizado las cámaras del periódico, pero en vez de enfadarse, él me dijo -te voy a encargar un trabajo- y yo dije -ah, vale- entonces empecé a hacer fotos y luego me quedé como fotógrafa¨.
Corría el año 1999 y Eva combinaba su trabajo como fotógrafa, con una editorial de revistas. En 2003, entra a otra empresa como directora de fotografía, donde laboró por alrededor de cuatro años. ¨Ganaba muchísimo dinero pero me agobiaba mucho, me agobiaba hacer eso, estaba muy muy agobiada, muy aturdida. Sabes, es de esos trabajos en los que tú tienes que estar en la redacción en este caso, haga falta o no¨, explica.
Como una carambola,
su vida da un giro
Una noche, un sueño le cambió la perspectiva y decidió soltar amarras. “Estaba soñando que me mataban y con una angustia, entonces pensé esto es una señal tengo que hacer algo y renuncié al trabajo o más bien hice que me despidieran”.
Y se fue a vivir a Nueva York con un proyecto fotográfico personal bajo la manga, era sobre la obra del escritor español Azorín, quien llamara al pueblo natal de Eva, “Nueva York de la Mancha” por la modernidad que veía en la ciudad española, que comparaba con la gran metrópoli estadounidense.
Cuando Eva toma fotografías, se abstrae. Escoge una canción de acuerdo a su emoción, a su estado de ánimo y la escucha mientras camina por la calle en busca de una imagen que le interese fotografiar, “es que me intento aislar y pongo algo de música pero no escuchó algo diferente, escuchó una canción solamente, entonces puedo escuchar esa canción 550 veces , 600, dependiendo de las horas que esté fotografiando, creo que debe ser una canción porque si vas escuchando diferentes canciones cada vez que empieza una nueva como que empieza un mundo distinto, entonces tienes que volver a descubrirlo”.
En ese mundo paralelo, que por entonces vivía gracias a “Pedro Navaja”, del panameño Rubén Blades, cancion que escuchó ochos horas al día durante tres meses, Eva no atendía cosas que no fueran de pura supervivencia, cruzar la calle con cuidado, apartarse para no invadir el paso de otra persona, salvo cuando sin querer tropezó con el director y escritor de teatro John Jesurum, cuyo trabajo admiraba, pero a quien no conocía en persona.
Tras chocar con Jesurum, se disculpa y este le pregunta sobre su trabajo fotográfico, ella le cuenta y el dramaturgo le habla del suyo, le dice que él hace teatro y la invita a ver su obra. Fue a ver su obra y ese encuentro la marca para decidir que quiere hacer teatro.
Y así como se le dan las cosas, casi sin planearlo, “como una carambola del destino, yo acabé cantando durante esa estancia en Nueva York”. Explica esta incursión: “cuando yo iba a la universidad, me ganaba la vida cantando jazz porque pues, no sé, porque tuve un novio que era músico y me dijo – qué bonito cantas, te voy a enseñar algunas cosas- y me enseñó algunas cosas y nos dedicábamos a irnos de gira por ahí y bueno, fue una cosa estupenda, una época estupenda con muchísimo trabajo pero muy bonita”, recuerda.
Y de a poco, el repertorio se va ampliando y en la “Gran Manzana”, hace sus pininos como actriz y comienza a actuar en teatro. Posteriormente, se va a Francia a terminar su proyecto fotográfico.
A su regreso a España, sigue en el teatro, pero en una época en el que este no le reporta mucho dinero, le ofrecen hacer un programa de radio y desde 2009, “pese a todos los pronósticos”, de lunes a jueves de la 1:00 a las 3:00 a.m., Eva se turna con otra colega locutora para hacer el programa “Es Sexo”.
Sobre su programa, dice: “la sexualidad es como la muerte, algo por lo que todos tenemos que pasar entonces cuánto más información tengas pues mejor vas a pasarlo y además de todos los problemas que pueden haber es como una escuela de vida”, en la que “quien más, quien menos, por oposición o por devoción siempre estás vinculado al mundo del sexo”.
Eva alterna su trabajo en radio, con la fotografía, que hace cada que quiere trabajar un tema que le interese; la docencia, pues da clases de producción escénica y el teatro, que para ella es como una madre comprensiva, pues se adapta a lo que se quiera representar y se pueden usar infinidad de recursos.
Su secreto es la constancia
Por hoy, también aprende a tocar la flauta, tarea que no le ha sido fácil porque no la aceptaban en los conservatorios en España. “Y yo les decía, pero por qué no, por qué no me dais la oportunidad, por qué no nos damos todos la oportunidad de ir convirtiéndonos en lo que queremos ser, en lugar de -tú eres albañil, albañil te vas a morir; tú eres periodista pero de repente descubres otra cosa y puede ser un sumatorio, cambia el viento constantemente, todo va cambiando, ¿por qué nosotros no podemos cambiar?”, cuestiona.
Cree que las personas pueden cambiar, descubrir nuevos intereses. “¿Por qué no vas a ir cambiando, por qué no te vas a ir descubriendo y dándote la oportunidad de descubrir cuánto más eres? Es que podemos ser un montón de cosas”, afirma.
Sin embargo, su tesón le ha dado frutos, en unos días hará las pruebas para entrar en unos de los conservatorios de Madrid. Eva dice que ha heredado de sus padres la seguridad de que no hay retos imposibles. Ejemplifica que a los 64 años, su padre comenzó a hacer el Camino de Santiago, ruta que recorren peregrinos de distintos lugares del mundo para llegar a la Ciudad de Santiago de Compostela, en España, donde se venera la reliquia del apóstol Santiago. A los 67, empezó a escalar.
Para ella no hay imposibles, si se lo propone, “yo creo que con constancia e intención todo se puede”, recalca. “Hago muchas cosas, pero algo que me alegra mucho es que soy muy constante porque sé que si no soy constante, nada vale nada, nada sale, nada florece, sino riego mi plantita todos los días se muere”.
¿Y de todo lo que has hecho teatro, nadar, fotografía, cantar, qué es lo que más te apasiona o todo te apasiona?
“Mira, yo tengo una página web www.evaguillamon.com y ahí una de la etiquetas se llama declaración y esto lo copié de cuando yo vivía en Nueva York, cada vez que uno hacía una página web tenía que tener un statement, como tu declaración, por qué haces lo que haces. Entonces, cuando yo la estaba escribiendo, había una parte ahí que habla del entre, porque hay una frase del escritor Franz Kafka, que dice “las cosas que se me ocurren no se me presentan por su raíz, sino por un
punto cualquiera situado hacia el medio”, entonces, yo pensaba eso me pasa a mí, a veces se me ocurre algo y entonces, le voy dando forma y a veces te lleva hacia la imagen silente, como es la fotografía, te lleva hacia escribir porque yo en teatro escribo, sobre todo, escribo y actúo, escribo textos teatrales, hay veces que necesito más de literatura, otras más de cuerpo, otras veces que me muero por cantar, a mí la música me vuelve loca porque creo que es lo único que te silencia el pensamiento”.
Su paso por El Salvador
La española estuvo recientemente en el país colaborando con el Centro Cultural de España y la Casa Tomada, hizo una exposición fotográfica y una presentación del proyecto artístico literario, Dúa de Pel, donde comparte escenario con la artista Sonia Megias.
Asimismo, impartió dos talleres, uno de Producción Radiofónica y otro de Radio Teatro para personas interesadas en estos ámbitos. Sobre esto, destacó la sed de aprendizaje de los asistentes, quienes en poco tiempo hicieron cada uno una propuesta de programa radial, grabaron tres programas grupales y en el Radio Teatro se hicieron dos adaptaciones del cuento de Julio Cortázar, Casa Tomada.
“Todo la predisposición de los alumnos a sacarle provecho sólo fíjate que la gente venía con todo su cuerpo con muchísima ilusión, con muchísimas ganas”, dice sobre quienes tomaron los talleres mencionados.
Muchas facetas
Eva cree que las personas pueden hacer lo que se propongan y ella es vivo ejemplo de que no hay límites cuando hay confianza de lograr los propósitos.
Eva estudió Artes Visuales en Madrid, París y Nueva York; Dramaturgia en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid. Su trabajo fotográfico más conocido es “Azorín. Viajes vividos y narrados”. Sus obras han sido expuestas en España, París, Berlín, Nueva York y El Salvador.
Ha ganado varias becas, como artista visual la Beca de Artes Plásticas Caja de Ahorros del Mediterráneo; la Beca de Teatro Contemporáneo de la Cuarta Pared, y en 2009 ganó la Beca de Dramaturgia de la Comunidad de Madrid, entre otras.
En el ámbito músical, en 2011 se unió al Coro Entredós, en Madrid y desde 2012 forma parte del proyecto de música experimental Coro Delantal.