México / RT
El presidente depuesto de Bolivia, Evo Morales, agradeció el martes nada más llegar a la Ciudad de México al Gobierno de este país por «salvarle la vida».
Morales descendió de la nave en compañía del exviceprsidente Álvaro García Linera y personal de salud.
En sus breves declaraciones el exmandatario dio detalles del golpe de Estado a raíz de su triunfo electoral del 20 de octubre.
«Ahora estamos a tres semanas en la última etapa del golpe político cívico al que se sumo la policía nacional», expresó.
Morales denunció el salvajismo de los golpistas que en esas tres semanas quemaron tribunales, ánforas, actas, sedes sindicales, casas de nuestra autoridades del Movimiento Al Socialismo, saquearon la casa de su hermana y hasta la suya en Cochabamba.
El exgobernante agradeció el papel jugado por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y todas las gestiones realizadas por el canciller Marcelo Ebrard, quien le dio la bienvenida a México.
«Estoy muy agradecido con el Gobierno de México porque me salvó la vida. El 9 de noviembre un militar recibió una oferta de 50.000 dólares a cambio de entregarme», dijo el mandatario desde el aeropuerto de la capital mexicana, a donde llegó tras recibir asilo político.
El político explicó que en las horas posteriores al golpe de Estado en su contra, integrantes de su equipo de seguridad le mostraron grabaciones con ofrecimientos de dinero en efectivo para entregar a Morales a sus enemigos políticos.
«Mientras tenga la vida, seguimos en política, sigue la lucha, y estamos seguros que los pueblos tienen todo el derecho de liberarse. Pensé que habíamos terminado con la opresión, la discriminación, la humillación, pero surgen otros grupos que no respetan la vida y menos a la patria», apuntó.
«Hermanas y hermanos, si algo de delito tengo, que es indígena Evo», aseveró Morales. «Si algo de pecado tenemos es que hemos implementado programas sociales para los más humildes buscando la igualdad y la justicia. Solo habrá paz cuando haya justicia social», agregó.
«Quemaron tribunales electorales, quemaron sedes sindicales, quemaron casas de nuestras autoridades, saquearon la casa de mi hermana, saquearon mi casa en Cochabamba (…)», comentó Morales, mientras destacó que ha renunciado a su cargo para que «no haya más desangres y enfrentamientos».
«Nuestro peor delito o pecado es que ideológicamente somos antiimperialistas. Que sepa el mundo entero que no por este golpe voy a cambiar ideológicamente», señaló.
«Lo importante es tener la vida, y eso me permite estar al lado del gobierno boliviano», concluyó.
Tras su discurso ante la prensa, Morales se marchó junto al canciller mexicano Marcelo Ebrard. Por razones de seguridad, el Gobierno mexicano se reservó la información de dónde pasará la noche Morales y sus colaboradores.
Con al menos ocho horas de retraso, Evo Morales logró salir de Bolivia con la ayuda de un avión enviado desde México, pese a que el avión ya tenía permiso, varios países lo negaron para que la aeronave mexicana sobrevolara su espacio aéreo.
«Ha sido un periplo por distintos lugares y decisiones políticas», comentó el canciller Ebrard en la rueda de prensa matutina del martes.
El golpe de Estado
Bolivia atraviesa una grave crisis política desde el desarrollo de las elecciones, el pasado 20 de octubre. Si bien los resultados dieron por ganador a Morales, quien iniciaría su cuarto mandato consecutivo, la oposición denunció fraude y el Gobierno aceptó convocar nuevas elecciones.
No obstante, el jefe de las Fuerzas Armadas y el comandante general de la Policía de Bolivia pidieron al mandatario que dimitiera, bajo el supuesto argumento de buscar la estabilización de la nación.
Morales presentó su renuncia y declaró que lo hacía para que los opositores, comandados por el excandidato presidencial Carlos Mesa y el jefe del Comité Cívico de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, no persiguieran a dirigentes sindicales, dejaran de quemar casas de funcionarios públicos y para que no continuara la política de «secuestrar y maltratar» a los familiares de los líderes indígenas.