Naciones Unidas/PL
El presidente de Bolivia, Evo Morales, rechazó hoy aquí las políticas imperiales de grandes potencias que han provocado guerras para monopolizar los recursos naturales e imponer un dominio global.
La guerra es un producto directo y un soporte del capitalismo para apropiarse de los recursos naturales y lograr el control geopolítico. El imperio subsiste gracias a la cultura de la muerte, advirtió en la Asamblea General, durante un encuentro por el décimo aniversario de la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
En su discurso, el mandatario recordó el impacto de las agresiones contra Iraq, liderada por Estados Unidos en 2003; Siria, donde Occidente y sus aliados intentan imponer un cambio de régimen desde 2011; y Libia, país norafricano escenario de una intervención militar de la OTAN en 2011.
La invasión a Iraq dejó más de un millón de muertos, en Siria han perdido la vida más de 400 mil personas y en Libia 50 mil, precisó.
Morales también se refirió a las consecuencias del capitalismo y, en particular, de las posturas imperiales, en el sector humanitario y en el medio ambiente.
Vemos como resultado la peor crisis humanitaria de las últimas siete décadas, con más de 120 millones de personas que necesitan asistencia en 33 países, con 40 millones de desplazados internos, 21 millones de refugiados y tres millones de solicitantes de asilo, señaló en la Asamblea.
De acuerdo con el líder boliviano, los pueblos indígenas y los africanos han sido durante siglos las principales víctimas de las políticas de dominación y apropiación de los recursos naturales.
‘Por siglos nuestros pueblos han resistido invasiones y saqueos. Después del genocidio vino la colonización y el intento de arrebatar nuestra identidad. Los pueblos indígenas y los africanos conocemos bien esta historia, nos encerraban en reservaciones y a los africanos los esclavizaban’, subrayó.