México / Prensa Latina
Luis Manuel Arce Isaac
Si una comisión internacional de la verdad demuestra que en las elecciones pasadas no hubo fraude y las gané limpiamente, la golpista también es la OEA, dijo hoy el expresidente Evo Morales en entrevista con Prensa Latina.
El exmandatario, que vive asilado en México desde el 12 de este mes, explicó en la conversación exclusiva que su deseo es impedir que los golpistas continúen matando a sus hermanos bolivianos, y por eso la convocatoria a un diálogo nacional incluyente. Su deber, dijo, es lograr la pacificación.
Pero al mismo tiempo aboga por la creación de una comisión internacional de la verdad que investigue las acusaciones de si hubo fraude o no en las pasadas elecciones cuando salió reelecto por una diferencia sustancial de un 10 por ciento.
De igual manera, si queda establecido que no hubo fraude, la derecha boliviana, los Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos (OEA) se robaron las elecciones camino al bicentenario.
En consecuencia, añadió, si la Asamblea Nacional no acepta mi renuncia sigo siendo el presidente constitucional de Bolivia. Esa es la verdad.
Reveló que poco antes del golpe se reunió con representantes de la OEA y les dijo que el informe que estaban preparando sobre las elecciones era incendiario e iba a provocar muertos en Bolivia, y así fue porque la entidad adoptó una posición política y no técnica.
Dijo que varias organizaciones internacionales y personalidades ya demostraron que no hubo fraude electoral y que él ganó las elecciones sin fraudes, y por eso está convocando a la creación de una comisión internacional con participación de Naciones Unidas.
El asunto está, dijo, en que no nos pueden perdonar que hayamos sacado a Bolivia de la pobreza y que estemos demostrando que hay otros caminos diferentes al neoliberalismo para lograr el bienestar de las personas.
Denunció el decreto para matar signado por la presidenta usurpadora Jeanine Añez con lo cual queda demostrado que con el golpe civil-policial está operando en Bolivia el sector más radical, fascista y racista en cumplimiento de un mandato de Estados Unidos.
Esa es la realidad y el pueblo boliviano está movilizado para enfrentar esa mano dura de un gobierno de facto que desempeña ese papel represor porque Estados Unidos no puede intervenir militarmente de forma directa.
Han sembrado supuestas pruebas contra nuestro gobierno para hacer denuncias inventadas y chantajean al más puro estilo fascista para inculparnos, resaltó.
El colmo es que se igualan al narcotraficante colombiano Pablo Escobar para hacer listas de quienes califican de ‘traidores’ para perseguirlos y reprimirlos, enfatizó Morales.
Al margen de que nos desprecian por ser indios, expresó, no quieren que gobiernos progresistas busquen otros caminos, y ese es el tema de fondo. Dijo que el caso de Bolivia tiene semejanza con lo ocurrido a Chávez en 2002 y que, como entonces en Venezuela, el pueblo boliviano lucha en las calles y sigue defendiendo la vida.
A la pregunta de si Estados Unidos regresaba a la época de las cañoneras, respondió que han introducido modificaciones con golpes judiciales, congresionales como el de Brasil, la división de América Latina con entidades como la Alianza del Pacífico para afectar los movimientos de integración, oposición a las nacionalizaciones, y este de nuevo tipo en Bolivia, como si fuese un nuevo Plan Cóndor.
En resumen, dijo, hay una lucha de ideas, una batalla de programas, una lucha de clases y esa es la experiencia de Bolivia lo cual merece una profunda reflexión.
Esto, afirmó, porque no es un golpe militar clásico, sino de otro tipo en momentos en que en el país se aplicaba una política económica inclusiva, nueva distribución de la riqueza, la nación saliendo de la pobreza y con el mayor crecimiento económico de toda su historia.