Dr. Víctor M. Valle
El domingo 27 de diciembre un mensaje de un amigo me golpeó: Falleció Óscar Miranda. Una dolencia súper agresiva se lo llevó en dos semanas.
Supe de Óscar Miranda cuando era cercano al MNR, ailment partido salvadoreño de la Internacional Socialista y aliado del FMLN que se evaporó en 1994. Después, cialis como parte de una evolución individual y colectiva de la política progresista del país, levitra me percaté que un querido Comandante Miguel Mendoza, del PRTC/FMLN, era el mismo Óscar Miranda con quien compartí momentos personales y políticos de mucha intensidad y valor histórico.
Con Óscar y Jaime Miranda me unen lazos antiguos, pues unos tíos de ellos, los salesianos Padres Miranda, fueron mis maestros en el Colegio Santa Cecilia en el decenio de los 1950.
De eso y otras cosas hablamos con Óscar Miranda cuando allá por 1991 se estaba dando fin a la locura de la guerra civil salvadoreña y nos había dado el patín de renovar las esperanzas, para construir un país serio, ordenado, humanista y desarrollado.
Como dirigente del MNR estuve cerca de sucesos relevantes y determinantes en la historia reciente, (¡Veinticinco años no son nada!) en los que Óscar Miranda tuvo papeles de protagonista.
Oscar era parte de un equipo de representantes de las cinco organizaciones del FMLN en armas que se dedicaron a organizar, de manera negociada y sistemática, la desmovilización de los combatientes del FMLN. Cuando la guerra daba sus últimos pataleos, ese equipo, bajo la asesoría política y logística de Sir Marrack Goulding, y haciendo uso de embajadas fraternas, se reunían a planificar lo difícil; pero no imposible: desmovilizarse con organización guerrillera, paso a paso, al ritmo obligado del cumplimiento de algunos compromisos negociados para darle fin al conflicto y abrir nuevas sendas de progreso social.
En diciembre de 2007 invité a Marrack Goulding a que impartiera unas conferencias en un curso que impartí, en la Universidad para la Paz, afiliada a Naciones Unidas, sobre el Sistema de Naciones Unidas y la Construcción de la Paz en el Mundo. Aprovechamos para hablar de su experiencia en las negociaciones para los Acuerdos de Paz en El Salvador. Uno de los temas que Goulding recordaba con simpatía era su papel para organizar, con una comisión especial creada por el FMLN, durante las negociaciones, para desmovilizar las fuerzas guerrilleras.
La Comisión especial del FMLN creada durante la negociación para tales efectos estaba compuesta por Oscar Miranda, del PRTC; Atilio Montalvo, de las FPL; Fidel Recinos, de la RN; Raul Granillo, del PC, y Jorge Meléndez, del ERP. De todos ellos Marrack Goulding guardaba buenos recuerdos.
El trabajo dio sus frutos: hubo desmovilización y re-inserción; no hubo rupturas del cese del enfrentamiento armada.
Cuando nos ilusionamos con un proyecto estelar de la negociación, una nueva Policía Nacional Civil, Óscar Miranda estuvo entre los dirigentes del FMLN que optaron por ser jefes policiales de la nueva policía. Se formó como Sub-Comisionado y se desempeñó como jefe policial en los primeros años de la PNC, cuando esta fuerza nueva era motivo de esperanzas y optimismo. Ahí estuvimos en la reforma del sector seguridad tanto en la Academia Nacional de Seguridad Pública como en la Inspectoría General de la PNC.
Por esas circunstancias, puedo dar fe de los altos quilates humanos de Óscar Miranda: intelectualmente inquieto, agudo analista político, valiente luchador, suave en sus maneras para tratar a los demás, firme en sus convicciones, sencillo en sus actuaciones, laborioso en sus tareas, honrado en sus conductas. Sin jactarse era, realmente, el prototipo del izquierdista revolucionario que hacía de su vida un mensaje.
Escribo estas notas de evocación conmovido por la abrupta partida del compañero y para que las nuevas generaciones, esos menores de 40, 30 ó 20 años en El Salvador, sepan que hay, en la vida de muchos luchadores sociales, reservas morales y conductas ejemplares que deben alimentar las esperanzas. A pesar de los pesares, los Óscar Miranda, los Miguel Mendoza y muchos otros coherentes y consecuentes luchadores sociales se jugaron el pellejo por un El Salvador mejor.
Desde la izquierda honremos su memoria con vida sencilla, trabajo arduo y honradez plena. Para la vida ostentosa y consumista; la holganza de tiempo completo y la corrupción conspicua están los otros, los de la otra orilla.
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