Por Nicolas Gaudichet, Andréa Bambino
París/AFP
El ex presidente francés Nicolas Sarkozy fue puesto bajo escucha el año pasado durante una investigación sobre la presunta financiación de su campaña electoral de 2007 por parte del líder libio Muamar Gadafi, y se encuentra ahora en primera línea en un caso de tráfico de influencias.
Las revelaciones, hechas por el diario francés Le Monde, echan un jarro de agua fría a las ambiciones del ex mandatario, que según unas especulaciones recurrentes desde hace meses estaría pensando presentarse a la elección presidencial de 2017.
La noticia se añade a otro caso que en los últimos días le dio muchos dolores de cabeza a la derecha francesa: las grabaciones clandestinas que un consejero presidencial, Patrick Buisson, hizo de varias reuniones con Sarkozy.
El ex presidente ya anunció el jueves que presentará una denuncia.
Según Le Monde, que cita una fuente cercana al caso, la escucha de una conversación telefónica entre Sarkozy y su abogado Thierry Herzog dio pie a la apertura, el 26 de febrero pasado, de una investigación judicial por tráfico de influencias y violación del secreto de instrucción.
En esa conversación, Sarkozy, presidente de 2007 a 2012, habla con Herzog de un juez de la Corte de Casación de Francia, Gilbert Azibert. Según la fuente los dos hablan de la posibilidad de contactar con ese juez para procurarse detalles de un procedimiento en manos de la Corte, y relacionado con el «caso Bettencourt».
En marzo de 2013, Sarkozy había sido acusado de abuso de debilidad cometido en detrimento de la multimillonaria Liliane Bettencourt, heredera del grupo de cosméticos L’Oréal, en el marco de una investigación sobre posible financiación ilegal de su partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP, conservadora).
Era sospechoso de haber recibido dinero de la multimillonaria, aquejada de senilidad según un peritaje médico, para financiar su campaña presidencial de 2007. El ex presidente, no obstante, fue sobreseído el pasado octubre.
Ahora, la Corte de Casación debe decidir el 11 de marzo si valida el procedimiento seguido en el caso Bettancourt, y en particular la incautación de las agendas del ex presidente. Sarkozy había pedido que se anulara la validez de dicha incautación.
A cambio de información sobre este asunto, Azibert, que ocupó un alto cargo en el ministerio de Justicia bajo presidencia de Sarkozy, habría pedido a éste que interceda para obtener un prestigioso puesto en Mónaco, añade Le Monde.
La fiscalía se negó a confirmar que haya puesto bajo escucha al ex presidente o a sus ministros del Interior Claude Guéant y Brice Hortefeux, dos de sus más fieles colaboradores.
El abogado del ex mandatario respondió en una entrevista a Le Monde que no ha habido «ningún tráfico de influencia», y denunció «un caso político».
Herzog advirtió además que su cliente «sigue probablemente bajo escucha telefónica».
Le Monde añade que el martes fueron registrados los despachos y las oficinas de Herzog y de Gilbert Azibert, en París, Niza (sureste) y Burdeos (suroeste).
En declaraciones a Le Monde, Herzog protestó por una «violación monumental del derecho de la defensa», y fustigó unas «escuchas salvajes» e «ilegales».