Alberto Romero de Urbiztondo
Twitter: @aromero0568
El segundo principio del Decálogo de la Laicidad en El Salvador https://www.diariocolatino.com/decalogo-por-la-laicidad-del-estado-en-el-salvador/: “La educación y formación profesional del Sistema Educativo Nacional Público y Privado será laica, científica, fortaleciendo la educación sexual sin mitos y en un marco de fomento y respeto a los derechos humanos”.
La Constitución de 1883 define por primera vez: “La educación será obligatoria, laica y gratuita”, manteniéndose este principio hasta la Constitución de 1945 en que no aparece el criterio de laicidad. La Constitución vigente, define la educación como “esencialmente democrática”.
¿Qué es una enseñanza laica? No es una enseñanza antirreligiosa. Como dice Oscar Picardo en el Diccionario de las Ciencias de la Educación ”El Laicismo en la educación responde a las necesidades de los pueblos, que han aspirado a asegurar la libertad de conciencia, a afianzar, mediante la educación, una forma de Gobierno y un sistema de vida democráticos en los que se exprese el pluralismo social y político del país y respetar plenamente las garantías individuales y los derechos humanos de todas las personas”.
Una enseñanza laica promueve en el alumnado conocimientos científicos, conocer y ejercitar sus derechos civiles, desplegar libremente su pensamiento, ejercitar la crítica y la autocrítica, desempeñarse como ciudadanos, cultivar el respeto a la diversidad rechazando la discriminación, liberarse de poderes opresivos y oscurantistas, comprender el mundo participando en su transformación, ejercer el derecho a decidir.
La educación laica es un modelo educativo sin dogmas ni verdades absolutas y excluyentes, basado en valores humanistas universales, en la pluralidad y respecto a los derechos humanos y la diferencia, en el conocimiento y respeto a los principio constitucionales, éticos, no sexistas y democráticos.
La Escuela Pública solo debe impartir conocimiento científico verificado y actualizado, así como lo civilmente establecido como válido para todas las personas. Las creencias religiosas son producto de la fe personal, que puede trasmitirse en templos o la familia no en la escuela. Dentro de ese conocimiento científico debe garantizarse la Educación Integral en Sexualidad, científica, laica y según el desarrollo del alumnado, un derecho que garantiza el Art. 32 de la LEPINA a niñas, niños y adolescentes.