Brasilia / Prensa Latina
El exjuez y ministro de Justicia y Seguridad Publica de Brasil, Sérgio Moro, renunció el viernes al cargo, argumentando que reprocha las interferencias políticas del presidente, Jair Bolsonaro, en los asuntos de su gabinete.
‘El presidente (Bolsonaro) no me quiere en el cargo y siempre quise conservar mi compromiso de respetar el Estado de Derecho’, afirmó Moro en una intervención de unos 40 minutos para corroborar su abandono del cargo.
Aclaró que su única condición cuando asumió la jefatura de Justicia era que ‘si algo me pasara, mi familia no quedara desamparada’.
Reiteró que le prometieron carta blanca para trabajar y que lamentó que su renuncia ocurra en medio de una crisis sanitaria y de la lucha contra la pandemia de Covid-19.
Según Moro, siempre le comunicó al jefe de Estado que necesitaba una causa para aprobar el cambio en la dirección general de la Policía Federal (PF), pues el trabajo en ese mando estaba siendo positivo.
Bolsonaro destituyó al jefe de la PF, Maurício Leite Valeixo, brazo derecho de Moro. El decreto de dicha separación fue publicado este viernes en el Diario Oficial de la Unión.
La cesantía acrecentó la tensión entre Bolsonaro y Moro, quien amenazó con entregar el cargo si despedían a su hombre de confianza como ocurrió.
Valeixo y Moro trabajaron juntos en la operación anticorrupción Lava Jato, que les permitió llegar a los cargos que ocupaban.
El exmagistrado insistió en que hay interferencia clara y política en la PF y Bolsonaro quiere alguien de su confianza en esa dirección, tener contacto personal y estar al tanto de las investigaciones, pedido inadmisible, según el ministro.
‘Tuve otras divergencias y muchas convergencias con el presidente, que no me quiere en el cargo’, remarcó Moro, quien defendió su compromiso de respetar el Estado de Derecho.
El exjuez sería el segundo titular de una cartera clave, que sale del Ejecutivo en las últimas semanas.
Bolsonaro depuso al ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, tras desavenencias entre ambos sobre el aislamiento social, principal medida para enfrentar la pandemia de Covid-19, pero que no comparte el gobernante.
Fuentes periodísticas aseguraron que, hasta los ministros del ala militar como los generales Walter Souza Braga Netto, jefe de la Casa Civil, y Luiz Eduardo Ramos, titular de la cartera de Gobierno, procuraron convencer al exmagistrado de que se quedara en el cargo.
Moro adquirió notoriedad nacional e internacional al comandar, entre marzo de 2014 y noviembre de 2018, el juicio en primera instancia de los delitos identificados en la causa Lava Jato.
Sin pruebas, Moro sancionó al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva el 12 de julio de 2017 a nueve años y seis meses de prisión por supuesto actos de corrupción, siendo esta la primera vez en la historia de Brasil en que un exjefe de Estado fue condenado penalmente, decisión confirmada en segunda instancia.
Con sus maniobras y la colaboración de generales y jueces impidió, además, la candidatura de Lula en 2018, cuando este era favorito para imponerse en las elecciones presidenciales que ganó Bolsonaro.
En noviembre de 2018, Moro aceptó ser ministro en el gobierno de Bolsonaro, quien comentó que tendría ‘carta blanca’ para designar y llevar a cabo acciones en el combate contra el crimen organizado y la corrupción.
Y en ese escenario dejó su cargo como juez federal, al aceptar la invitación del presidente, con la promesa de tener plena autonomía.
La Fiscalía de Brasil, anunció que iniciará una investigación contra Bolsonaro.