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Tuxtla Gtz/AFP
Miles de indígenas del sur de México, entre ellos mujeres embarazadas, niños enfermos y ancianos, fueron forzados a desplazarse a las montañas de Chiapas, por un viejo conflicto territorial que recientemente degeneró en ataques armados, informaron autoridades este jueves.
Se estableció un «puente aéreo para reforzar el traslado de medicamentos y personal médico a las comunidades afectadas», indicó el gobierno del estado de Chiapas, al asegurar que 4.000 despensas y cobertores serán enviados a la zona en colaboración con iglesias locales.
Además, para neutralizar el conflicto, se desplegaron 119 soldados, aseguró el secretario de gobierno estatal, Juan Gómez, en entrevista con Milenio Televisión.
Se trata de una disputa agraria de 40 años en los límites de Chenalhó y Chalchihuitán, dos municipios de Chiapas cuyos habitantes pertenecen a la las etnias Tzotzil y Tzetzal.
Hace unas semanas, «se incrementaron los actos de provocación y (ocurrió) el bloqueo de un camino que comunica a ambos municipios», indica un comunicado de Gómez, quien dijo a Milenio que, según testimonios, «en el bloqueo carretero algunas personas están armadas».
Por su parte, la Diócesis de San Cristóbal aseguró que «grupos armados ilegales han provocado un ambiente de terror en las comunidades de Chalchihuitán, provocando el desplazamiento forzado de más de 5.000 personas, que se encuentran en condiciones de gran precariedad y sometidas a la intemperie».
«También hay más de 300 personas desplazadas del Municipio de Chenalhó», precisó.
Las familias de desplazados, entre los que se encuentran mujeres embarazadas, ancianos y niños que padecen enfermedades respiratorias, sobreviven en la montañas bajo chozas de plástico, indicó el obispo Felipe Arizmendi.
La mecha del conflicto se encendió el 18 de octubre, tras el asesinato de un indígena en Chalchihuitán, cuyo cadáver fue encontrado en su parcela del área en disputa con Chenalhó.
Desde entonces, hombres fuertemente armados irrumpieron en Chalchihuitán quemando viviendas y obligando a sus habitantes a irse a punta de balazos, según testimonios de sacerdotes locales.
Luego, habitantes de Chenalhó abrieron zanjas con maquinaria pesada para bloquear los caminos entre ambos municipios y las escuelas de la zona fueron cerradas.
«Nos sorprende la impunidad con que actúan los grupos armados», expresó la Diócesis de San Cristóbal.
El gobierno local dijo haber instalado «mesas de diálogo permanente» con los alcaldes de Chenalhó y Chalchihuitán, y que la solución a las diferencias territoriales sigue un cauce jurídico en el Tribunal Unitario Agrario, «de quien se espera emita su fallo a la brevedad».
