Por Liliana Samuel
Buenos Aires/AFP
Exmilitares de Argentina y Uruguay, entre casi una veintena de acusados, esperan un veredicto histórico este viernes, acusados de participar en el siniestro Plan Cóndor, un sistema criminal de coordinación represiva entre las dictaduras del Cono Sur durante los años 70 y 80.
En la causa abierta a fines de la década de 1990 y que llegó a juicio en 2013, se abordó el caso de 105 víctimas del Plan Cóndor, de los cuales 45 eran uruguayos, 22 chilenos, 13 paraguayos, 11 bolivianos y 14 argentinos.
Algunos testigos viajaron desde Paraguay para escuchar en Buenos Aires una sentencia que vaya más allá de la condena, dijo a la AFP Federico Tatter, periodista de 56 años, hijo de un militar paraguayo desaparecido tras pasar por el centro de tortura argentino el Olimpo.
Según los archivos, la mayoría de los ‘presos del Olimpo’ fueron lanzados al Rio de la Plata desde aviones militares.
«Espero que (en el veredicto) se caracterice este sistema de represión coordinada», apuntó Tatter.
El veredicto apunta al último dictador argentino, Reynaldo Bignone (1982-1983), de 88 años, y al general retirado Santiago Omar Riveros, de 92, exjefes de Institutos Militares del Ejército, ya condenados en otras causas, y a otros 15 militares argentinos.
El coronel retirado uruguayo Manuel Cordero (77), extraditado en 2007 a Argentina desde Brasil, es el único extranjero enjuiciado.
Tras una breve audiencia el viernes, los jueces pasaron a deliberar y prevén leer el veredicto a las 5:00 de la tarde, hora local, (20H00 GMT).
La fiscalía pidió condenas de entre 10 y 25 años de prisión.
Sentar precedente
Entre las víctimas de este sistema coordinado entre países vecinos, unas 89 personas fueron secuestradas en Argentina, pero también hubo desapariciones en Paraguay (5), Uruguay (4), Bolivia (4) y Brasil (3).
«Éste es el primer juicio en Latinoamérica que logra arribar a una sentencia que dé por cierto lo que sabemos desde hace décadas: la existencia del plan criminal que significó el Plan Cóndor», destacó la abogada Luz Palmas, del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), una ONG argentina de derechos humanos que representa a varias familias querellantes.
Se considera que es el primer proceso «que permitió desentrañar al Plan Cóndor como sistema criminal e institucionalizado», dijo Palmas.
Según la investigación, los militares se comunicaban con una especie de télex bautizado «condortel», enseñado por el Ejército de Estados Unidos en la Escuela de las Américas en Panamá.
El terror
Al iniciarse el juicio en 2013, entre los acusados estaba el exdictador argentino Jorge Rafael Videla (1976-1981), quien falleció poco después en su celda a los 87 años.
La represión en Argentina dejó 30.000 desaparecidos, según organismos humanitarios de este país que detenta el mayor número de condenas a represores de la época, en comparación con sus vecinos.
Unos 300 testigos desfilaron durante el proceso, inédito también por la cantidad de documentos de prueba.
Se analizaron millones de fotogramas pertenecientes al ‘Archivo del terror’ hallado en Paraguay en 1992, decenas de miles de documentos desclasificados por Estados Unidos sobre Chile y Argentina, además de otros develados en Buenos Aires en la última década.
En el banquillo figura también un exagente civil de inteligencia argentino, Miguel Angel Furci, acusado en otra causa paralela que se sumó a este juicio, bautizada Automotores Orletti II, con otras 67 víctimas.
Orletti fue un centro clandestino de detención en un antiguo taller mecánico en el oeste de Buenos Aires. En 1976 se torturó allí a extranjeros secuestrados en el marco del Plan Cóndor.
Por Orletti pasaron María Claudia García y Marcelo Gelman, nuera embarazada e hijo del poeta argentino Juan Gelman, fallecido en 2014. Su nieta Macarena, entregada a una familia cómplice de la dictadura uruguaya, recuperó en el 2000 su identidad a los 23 años.
La mano de Kissinger
En aquella época, Henry Kissinger era el jefe de la diplomacia de Estados Unidos, que veía en las dictaduras sudamericanas un freno al avance del socialismo en el contexto de la Guerra Fría.
Palmas mencionó que se encontró una correspondencia entre un ministro argentino y Kissinger sobre el Plan Cóndor, donde se le expone a Washington «la necesidad de maximizar los esfuerzos contra el marxismo».
«Si hay algo que deba ser hecho, hágalo rápidamente. Pero debe retomar rápidamente los procedimientos normales», respondió Kissinger.
El Plan Cóndor preveía tres etapas: la identificación de los opositores, su eliminación o secuestro en los países sudamericanos y finalmente, la neutralización de los exiliados fuera de la región, explicó la abogada.
El plan se suspendió tras el asesinato de Orlando Letelier, excanciller del presidente chileno Salvador Allende, en Washington en septiembre de 1976, a manos de un exagente de inteligencia de Chile y de la CIA.