Mauricio Vallejo Márquez
Escritor y coordinador
Suplemento Tres mil
Les comparto la presentación de mi reciente libro:
El conocimiento es el origen de todo lo que vemos, de todo lo que existe sin excepción. ¿Por qué no preocuparnos por eso que activa la creación, que se den las cosas nuevas, se cree otro mundo? Todo lo que hemos realizado como civilización tiene su huella, todo efecto tiene su causa. No podemos negarlo. El ser humano requiere de la experiencia para avanzar, no de títulos sino de experiencia. Tantos diplomas para nada si no hay experiencia, sino se decidió a aprender, a recordar y experimentar.
Desde el momento en que el ser humano conoció el círculo y la posibilidad de la existencia de objetos redondos pudo idear la rueda y luego, como si se tratara de una carrera cuesta abajo comenzó a crear todo lo que ahora conocemos. Cosas sencillas como saber que la rueda es capaz de rodar, que el fuego existe, que la gravedad está acá en cada momento. Y a partir de esa experiencia surgieron los aviones, la computadora, y seguirán surgiendo muchas cosas más. Ese es el destino, la historia. Todo a partir de que algo le da paso a otra cosa.
El conocimiento es sabiduría, es lo que nos separa del mundo no civilizado, del fracaso irremediable o del olvido. Y a ese conocimiento que urge de nuestro involucramiento para obtenerlo le llamamos experiencia, cuando podría existir otra palabra para describirla o para definirla con más exactitud.
Aquellos hombres y mujeres que se vieron sumidos en la guerra experimentaron el dolor, el odio y la compasión, logrando llegar a saber que la guerra tiene distintos caminos, pero siempre es una experiencia que marca la vida y la historia. Una experiencia triste puede recordarse toda la vida, aún más que una de felicidad. Todo depende de qué tan capaces somos de aprender, como lo iremos descubriendo a lo largo de este libro.
La experiencia de un individuo puede convertirse en la experiencia de la humanidad y como fruto ese conocimiento traerá atajos para solventar situaciones y para conocer más la naturaleza, el mundo y la ciencia, además de la humanidad
Para cualquier oficio o profesión es indispensable saber de algo o tener habilidad en ello, y eso sólo se logrará si antes se ha realizado, se han utilizado los sentidos para hacerlo, se ha vivido. Está claro que para que exista experiencia se requiere de involucramiento, protagonismo. Y al experimentar llegamos a conocer y convertirnos en peritos de diversas áreas.
El chef al realizar su receta una, tres, siete, nueve, veinte, cincuenta, infinidad de veces se llega a convertir en un experto. Y esa experiencia invaluable es gracias al tiempo y a la constancia, aunada con la atención y la dedicación.
Así también el literato. La experiencia es el germen que da génesis a su trabajo literario. Sin experiencia no hay forma para darle base a la obra. Todo proceso creativo requiere de la observación y de la comparación, y este proceso se vale de la experiencia. Corregir una obra literaria es también consecuencia de la experiencia: ensayo y error hasta lograr el producto deseado.
En el camino de los escritores no hay nada fácil. Se debe leer mucho, y saber qué leer, escuchar. Así como estudiar el idioma que hablamos, sus reglas y recursos. Debemos de ejercitar las técnicas que aprendamos. Todo esto se podrá desarrollar sólo a través de la experiencia.