Mauricio Vallejo Márquez
coordinador
Suplemento Tres mil
La experiencia es algo que vivimos, rx un elemento imprescindible en nuestra vida que alimentamos en cada momento. No importa qué hagamos y cómo lo hacemos, la experiencia se convierte en un elemento indispensable de nuestra existencia.
No podemos afirmar que ocupamos un lugar en la vida si negamos que la cultivamos. Incluso los elementos inanimados llegan a acumular experiencias. La gente que vegeta en la vida también lo hace.
Sin embargo, lo realmente indispensable para que estas experiencias sean valiosas es qué tan aprovechables llegan a ser para cada individuo.
Las experiencias nos pueden enseñar el camino que debemos seguir ante las distintas situaciones de la vida, los caminos que nos llevarán a nuestros destinos o los que lo impedirán. Claro, sin olvidar que las cosas pueden ser diferentes por el sólo hecho de ser diferentes. En tanto lo que no puede variar es que la experiencia genera un cimiento en nuestra vida.
Las experiencias ajenas nos enseñan la probabilidad, lo que puede pasar, pero no quiere decir que será lo que sucederá. Cada experiencia difiere, la vida es un cúmulo de experiencias que afirman qué somos, fuimos o seremos. Pero, además de marcar la vida también marca la obra literaria. Un literato sin experiencia no es posible. Sean estas propias o ajenas, tendrá experiencias que servirán de materia prima para sus obras.
El literato necesita experimentar la vida para poderla plasmar, tanto su punto de vista, su comparación o la descripción de esta, sea ficticia o real. Sin experiencia no hay modelo a seguir, aunque se pretenda. Todo es creado a partir de algo.
En cuanto a la experiencia ajena es una ventaja, pues sin vivir la experiencia se suma al conocimiento porque alguien más lo vivió y se convierte en parte de uno, además de una pieza de la obra artística, trayendo como resultado el génesis de la obra. La experiencia hace que la ficción trascienda, deje de ser un hecho imposible y se vuelve verosímil, creíble. Todo lo falso si se fundamenta llega a creerse ciegamente como sucede con la política, con el disfraz de la realidad que los empresarios, políticos y medios de comunicación hacen a diario.