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Fábrica legislativa: Llueve sobre mojado en nuestro país

Lourdes Argueta
Abogada

No salimos de una cuando estamos en otra situación que lejos de aliviar, agrava aún más las condiciones de vida del pueblo salvadoreño. La bancada legislativa oficialista se caracteriza por saber únicamente puchar botones sin medir impacto real y concreto de cada reforma impulsada desde casa presidencial a través de funcionarios que se encargan de propagandizar las “buenas nuevas” con lo que tratan de marcar la pauta mediática y la agenda periodística de cada semana, y que se encargan de replicar en los diferentes medios y plataformas de “comunicación” afines.

Lo delicado es que la información que difunden es superficial y engañosa, porque ocultan  elementos que contribuirían a un análisis más objetivo, dicen lo que les conviene y a partir de ello generan percepciones viciadas, que en contraste con la realidad evidencia las deficiencias o abusos de la administración pública.

Hasta este día, seguimos esperando que el gobierno y su bancada legislativa tomen en serio la regulación de precios de productos de la canasta básica e implemente una política real y efectiva para dinamizar la producción agrícola del país, estimular a los demás sectores productivos que contribuyan a romper la dependencia de las importaciones que nos condena a pagar más caro por lo que consumimos. Pero, es mucho pedir, porque invertir recursos para promover soberanía alimentaria, perjudicaría los negocios de los importadores de alimentos que se benefician de esta situación. Sería interesante conocer los vínculos de estos importadores con los personeros del gobierno.

Encima de eso, lo difícil para nuestros campesinos que en mucho de los casos no poseen tierras, y el alto costo de los insumos para producir, más el alquiler de la tierra, se les hace insostenible cosechar y si lo hacen, es en cantidades para garantizar sobrevivir. No hay un estímulo para que nuevas generaciones le apuesten a la producción agrícola, porque los jóvenes en el campo relacionan la agricultura a pobreza, a consecuencia del abandono por parte del Estado, lo cual es un logro para el neoliberalismo, que necesita monopolizar la industria alimenticia y que en vez de hacer tortillas de maíz compremos harina procesada, y así sucesivamente.

Toda esa aparente deficiencia, no solo es por ineptitud, también es adrede. El neoliberalismo no solo es mercado, es ideología y necesitan desmontar a los campesinos de la necesidad de producir, necesitan dejarlos sin opción para que sus productos procesados ingresen a los mercados y garantizar la reproducción y fortalecimiento de sus grandes industrias. Esa es la  sociedad capitalista, la sociedad del mercado por encima de las personas, por encima de sus derechos y desarrollo integral.

Solo la condición de arrendamiento de tierras para producir, complica a los pequeños productores a cultivar, lo cual dicho sea de paso ha aumentado en los últimos 5 años entre un 50% y 100% sin que exista ninguna regulación al respecto. En la realidad concreta, este solo es uno de los problemas de nuestros agricultores. En materia de alquiler no son los únicos afectados, pues en nuestro país el alquiler de vivienda o de locales comerciales, se ha elevado extremadamente. Existe una ley de inquilinato totalmente desfasada que amerita una reforma profunda, y en la que se incluya al menos lo de las tierras en arrendamiento para producción agrícola o trabajo de ganadería.

Y si a todo ello le sumamos el alto costo de los servicios básicos y demás cuentas corrientes por pagar a final, y garantizar lo que se invierte en educación y en salud. Nos damos cuenta que la fábrica legislativa que semana a semana produce leyes y reformas, no están beneficiando a la población en sus demandas reales. Entonces, ¿quiénes si se ven beneficiados por el actual gobierno? ¿A qué intereses responden los funcionarios?

Esto nos hace comprender que la consigna histórica de que solo el pueblo salva al pueblo está más vigente que nunca, porque solo el pueblo puede ser constructor de su destino, pero es necesario empoderar al pueblo con información real y objetiva, generar espacios de concientización popular, estimular la organización social y popular, romper el control hegemónico de los medios tradicionales de desinformación, que concentran su atención a los mensajes superficiales y falsos de los funcionarios que históricamente han navegado con discursos que entretienen y neutralizan a la población.

No esperemos que la burocracia del Estado se ponga en función de resolver los problemas reales de la gente, no esperemos que los funcionarios rompan el esquema clientelar y asistencial que mina la motivación de desarrollar fuerza social, organización de base y movilización de la población para luchar por transformaciones estructurales. La política tradicional, afín al sistema y defensora de la democracia representativa, en la que desafortunadamente la izquierda política cayó, en discurso se asume un planteamiento progresista, de compromiso con la gente, se les acostumbra resolverles necesidades inmediatas en campaña como muestra de ese compromiso y para ganar votos, pero si no rompemos esa lógica como sociedad, se seguirá reproduciendo impunemente la utilización de necesidades para hacer campaña y pasar tres o cinco años parasitando del Estado sin dejar ningún beneficio al pueblo.

Esto es lo que desacredita la política, pero los mismos de siempre, que se encuentran aglutinados en el partido de gobierno, porque muchos de sus funcionarios han salido de los partidos existentes con anterioridad de izquierda y derecha, por lo tanto de nuevo no tienen nada que promover ni defender. Como la gran brillante reforma de la plenaria reciente, en la que anuncian con bombo y platillo que han estandarizado la tarifa del servicio de ANDA en zonas de plusvalía y en zonas marginales, indistintamente les llegue o no el servicio, utilicen o no la misma cantidad, sin ningún tipo de estudio técnico, sin medir impactos en las comunidades, simple y sencillamente porque necesitan sacar recursos de donde sea, como lo han hecho con las multas en materia de tránsito, con total impunidad.

 

El llamado es a indagar más cualquier decisión que los funcionarios salgan a anunciar como gran cosa, hay que ser críticos y pensar en el impacto o consecuencia de cada decisión. La inversión millonaria del gobierno en propaganda es enorme, pero no puede subestimar por mucho tiempo a este pueblo.

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