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Falsedades que no debemos creernos

Francisco Javier Bautista

Las últimas semanas del año, cialis son para las buenas intenciones, treatment muchas, después de iniciar el calendario, se tiran al olvido.  Error común. Algunos asumen sus propósitos. Otros inventamos y nos creemos la justificación del porqué no hacerlo. Nos referimos a tres, de las más comunes.

No leo, porque no tengo tiempo. Hay personas que nunca han leído un libro. No me refiero a los analfabetos ni a quienes con costo han cursado la primaria, sino, a quienes tienen formación  profesional. Esos que no han leído nunca un libro, quizás partes o capítulos, porque en secundaria y en la universidad, se acostumbraron a copiar resúmenes, y ahora, siguen copiando y pegando del Internet referencias, evaden, sin evaluar las consecuencias para su vida personal, su mente y su espíritu, limitan su aprendizaje. Otros, habrán ojeado alguna vez un libro, sin saltarse capítulos ni engañarse a sí mismos.  Cuando preguntamos, ¿por qué no lees? La respuesta común es: “no tengo tiempo”.  ¡La gran mentira!, tiempo hay, tiempo alcanza, cuando se quiere, al ir al inodoro, al viajar en bus, taxi o pasajero de cualquier medio de transporte, cuando esperas… El asunto es de actitud y falta de hábito, la verdad es que no está en tu prioridad leer, no has comprendido su importancia, porque somos desordenados con el tiempo disponible, nos absorbe la televisión, o divagamos en la pérdida absoluta del tiempo, sin hacer nada o haciendo cualquier cosa.  Tiempo, si se quiere, habrá.  Algunos piensan, este año, voy a leer un libro. Ojalá, las intenciones no mueran en el intento. Comience, compre un libro y léalo, regale un libro y léalo.

Según otros: no leo, porque no tengo dinero. Hay opciones, si quieres: en bibliotecas públicas y escolares, libros prestados de amigos y conocidos… Algunos, aunque digan que no tienen dinero, lo desperdician, gastan lo poco en lo que no contribuye a su desarrollo personal. La Distribuidora Cultural, ofrece variadas publicaciones a bajo costo, y el Foro Nicaragüense de Cultura junto a Editorial Amerrisque, muchos títulos a precios simbólicos, iniciativas comerciales y sociales que desaprovechamos, no por falta de reales, sino de hábito, no creamos en las falsas justificaciones.

No hago ejercicios, porque no tengo tiempo. Nos consume la vida sedentaria, sentado en la oficina, el pupitre o en casa, haraganeando, sin mover el cuerpo perezoso, adormecido, la grasa se acumula, el sistema nervioso y circulatorio se entumecen con consecuencias lógicas, que con los años, cobrarán el descuido. No es por falta de tiempo, es actitud y hábito, para organizar nuestro tiempo y darle al cuerpo oportunidad de estar en movimiento y ser sano.

No como frutas, porque no tengo dinero. Lo escucho en niños y adultos. Porque no tengo reales, no compro frutas ni vegetales. El niño, cuando puede, lleva diez córdobas, lo primero que compra, es chiverías, si le alcanza, de vez en cuando, una gaseosa (tóxica), ¿por qué no prefiere banano, naranja o sandía?  A veces lo hace, pero, por los efectos contaminantes de la publicidad comercial (engañosa y alienante), desde pequeño se condiciona por los productos sintéticos, en bolsitas o embotellados.  No por carecer de dinero, sino, como dijimos antes, por actitud y hábito.

¿Cómo generar en la sociedad, la escuela y medios de comunicación nuevos hábitos? ¿Cómo hacer nuestros propósitos duraderos para cambiar?  Si dejamos de creer en las mentiras que nos decimos,  y asumimos el hábito y la actitud de leer, hacer ejercicios y comer más frutas, no cabe duda, nuestra vida será distinta. ¿Asumimos estos compromisos?

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