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“Fantasías guanacas, ¡Pachecadas!” en Enjuncado Cuatro – Cuento zacatecoluquense

Wilfredo Mármol Amaya
Psicólogo y escritor viroleño
Miembro del Grupo de Escritores de la Paz

La Casa de la Cultura estaba esplendorosa, patient remozada en sus paredes con olor a pintura nueva, ampoule totalmente limpia, treat ventilada y con albor vespertino que llegaba a todos los rincones. Un momento de reencuentro de la sociedad viroleña que gusta del arte y la cultura. La Pinacoteca “Camilo Minero” brillaba con luz propia. Afuera, en  los parques, calles y avenidas despejadas  y transitadas en todos los puntos cardinales. Es la nueva Zacatecoluca recuperada, con mercados pulcros al servicio de la ciudadanía, el  orgullo de las buenas nuevas. Al centro del Parque Cañas, la fuente lanzando sus  aguas y alegría, un monumento redimido por las actuales autoridades municipales, encabezadas por el Dr. Francisco Salvador Hirezi, que da la pauta a que en esta ocasión el pueblo no se equivocó en tener el gobierno local que se merece; “De hijos suyos podernos llamar” da la impresión ser el eslogan de los caminantes viroleños, por doquier.

A decir verdad, la tarde era pletórica, la brisa abanicaba la calidez de la concurrencia, en especial al medio centenar de estudiantes de diferentes centros escolares, niños y niñas viroleñas entusiasmaban el imaginario colectivo y el deseo de escuchar al Profesor Jesús Alberto Pacheco Martínez, para la presentación de su libro Enjuncado Cuatro – Cuento zacatecoluquense.  La tarde del viernes 28 de febrero de 2014.

En esa tarde de reencuentro, los pintores  viroleños Juan Alfredo Ramos y Nancy Rodríguez, hacían eco a la jornada literaria con su presencia,  además de la participación de poetas, escritores, maestros, personas de todas las edades y oficios estaban ahí; entre otros, el reconocido mecánico Tito Nolasco, amantes de la cultura que se dieron cita a esta jornada heredada de la entrega de 30 años al servicio de la cultura viroleña, nos referimos al  poeta Roberto Monterrosa, gesto  agradecido con la convocatoria a los Juegos Florales que para este año 2014 llevan su  nombre.  Los poetas Fernando Palacios, Carlos Barquero, Francisco Antonio Hernández en representación del Grupo de Escritores de la Paz brindaron el toque con su presencia a la jornada cultural.  La actividad la encabezaron el Profesor  Roberto Campos y  Marcos Aurelio, actual Director de la Casa de la Cultura y Promotor cultural, respectivamente; Tito Salamanca con su guitarra en mano -otrora músico guitarrero por excelencia-  que desde los años 60,  expresa el arte musical de Zacatecoluca.

Las palabras con las que el Profesor Jesús Alberto Pacheco Martínez inauguró la presentación de su libro esa tarde, fueron las siguientes: “Niños y niñas, jóvenes estudiantes, señoras y señores, dense la oportunidad de admirar las plantas, las flores, la naturaleza, pues  si ustedes cortan una flor le quitan la vida, dejen que las flores y las plantas mueran por su propia naturaleza, esa es la vida, no interrumpamos  y aceleremos la muerte con nuestras acciones, porque de esta manera aceleramos también nuestra extinción humana.”   La concurrencia escuchó con atención.

Jesús continuó hablando de los arroyos, charcos, liguanas verdes y giotas, cusucos, venados, chiltotas y melodías cantarinas, palabras que subieron de tono y se transformaron en consejos de cómo ser mejores seres humanos, prepararse para el futuro, estudiar, ser obedientes, abandonar la violencia como método de existencia humana;  llamó a la tolerancia como forma de convivencia social, su casta de profesor de escuela fue aleccionadora. Más de treinta años al servicio del magisterio se hicieron evidentes.

Los participantes comprendieron toda esa sensibilidad del magisterio nacional en la presencia de Jesús Alberto Pacheco, al transmitir los contenidos de su libro denominado Enjuncado Cuatro – Cuento zacatecoluquense,  agotadoras e infinitas horas en el salón de clases en plena costa mareña, con el sol apremiante y  brisa salina. “Es que el amor a la gente, al mar, a los pececitos, pajaritos, gorriones,   ríos,  plantas, entra por los poros del amor a las cosas, a la creación, por lo tanto el amor al prójimo no está desligado al amor a la naturaleza”,  sentenció el profesor Pacheco, lo que demuestra  de menara taxativa,  denotativa y llana en la narrativa de sus cuentos. “Los pájaros daban su tonada estando sacudiendo sus plumas parados en ramas y las iguanas verdes se confunden con las hojitas silvestres. Cantaban el río a tono con el orquestal del pajaral, las hojas verdes de la maleza daban alegría con su sombra y la posa del río parecía un espejo mágico”,  canta el cuento La Varita Mágica. El ladronzuelo, El Mapachito, El zompopo aventurero y Guirnalda siguen en la misma oda a la madre tierra, su flora y fauna con un sentido bucólico, coloquial, lleno de afecto y un emblemático llamado a preservar y dejar el mundo- para las generaciones venideras- mejor de cómo lo encontramos.  Es como llegar al otoño de la vida y hablar a los nietecitos en quedito lo bello que es la ilusión de un mundo mejor y eternamente verde. Ese es el llamado del Profesor, en su Enjuncado Cuatro –  Cuento zacatecoluquense, que no debemos pasar a la ligera, cuya  lectura lleva al imaginario colectivo a bregar por un mundo tierno, de metáforas lúdicas y en un lenguaje de nuestros abuelos para los que recién llegan al mundo terrícola en que nos ha tocado vivir.

El profesor Pacheco,  moreno de estatura sobresaliente a la normal de los viroleños, calichero de los setenta, de palabra seductora por su hablar moderado que provoca al dialogo,  malicioso como el sólo, cuerpo atlético debido a sus años de nadador en las piscinas de Ichanmichen al servicio de la Cruz Roja, dedicados los fines de semana a salvaguardar  a las personas de las aguas frescas de este tesoro zacatecoluquense.  Es de recordar, que en sus años mozos,  fue subcampeón nacional en las competencias de natación. Pacheco, también fue maestro en escuela pública de Olocuilta.

De la estirpe de “Los Pachecos”, su madre doña Juana Pacheco – mi tía abuela, hermana de mi abuela Ricarda Pacheco, ambas de grata recordación-  por cierto, la Tía Juana,  preparaba las conservas de coco más ricas del mundo, receta heredada a Concepción Maribel Pineda Díaz de Pacheco, Carmesí Ónice y a lo mejor Arleth, esposa, hija y nietecita  de Jesús Pacheco, que acompañaron a l autor en esa tarde cultural, encargadas en preparar este manjar codiciado,  incluso por los viroleños residentes en el extranjero.  Así son los Pachecos.

El Profesor Pacheco no se dedicó a leer sus cuentos, se limitó a aconsejar para ser mejores seres humanos en armonía con la naturaleza, a trabajar por la felicidad, ser obedientes, hacer caso a las personas mayores, y maestros, buenos ciudadanos forjadores de la verdad y la justicia; su tono fue tornándose como la  voz del discípulo Juan, quien siendo ya una persona mayor al momento de escribir las epístolas, señala “Hijitos míos, tengo muchas cosas que escribiros, pero no he querido hacerlo por medio de papel y tinta, pues espero ir a vosotros y hablar cara a cara, para que nuestro gozo sea cumplido.” (2 Juan: 12)

El abogado Carlos Velis, en el Prologo señala, “son unos cuentos que podrían apodarse fantasía guanaca, cuyos personajes son a veces animales nuestros, y rodeados del medio nuestro, del coco, de la poza, del chorchíngalo, etc. bajo el sol caliente.  Ebriedad de enredos y paisajes tropicales, un cuasiremedo de los Grim. ¡Pachecadas!, son cuentos para la educación moral de la niñez, pero también para los adultos, ideales para combatir la teleadicción para erigir otros mundos imaginarios”, sentencia el reconocido y apreciado abogado viroleño.
La obra se hace acompañar de bocetos de los artistas viroleños Eli Roldan, Miguel Tomas Murillo y  Juan Alfredo Ramos, que brindan una puesta esencialmente viroleña a la sociedad salvadoreña.

En la parte final del evento cultural, el Profesor Pacheco recibió merecidamente un Diploma de Reconocimiento por parte de las autoridades de la Casa de la Cultura, por ser un impulsor de la literatura en toda Zacatecoluca. Roberto Campos fue el encardado de su entrega.

En hora buena, Profesor Pacheco usted es un ejemplo viviente y no hay duda que es testimonio-como lo señalan sus cuentos- de cómo aprendiendo la elaboración de la combinación de plantas, raíces, líquidos de arboles se puede obtener medicinas para curarse y ayudar a quien lo necesite.  Siendo feliz y haciendo felices a la comunidad viroleña.

Gracias primo Jesús Pacheco, la democracia ambicionada por nuestros nonualcos,  ahora está más cerca que nunca y tus cuentos la hacen infinitamente verde, demostrando con tu libro que somos como un terreno que hay que prepararlo, limpiándolo, cultivándolo para saborear sus frutos, es como ir a la escuela para aprender.

¡¡Hasta Zacatecoluca, siempre!!!  Que así sea.

San Salvador, marzo de 2014.

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