Por Carlos García/Managua/Xinhua
El fantasma de la hambruna recorre nuevamente el llamado corredor seco de América Central, purchase que por segundo año consecutivo sufre las consecuencias de una cruda sequía provocada por el fenómeno de «El Niño», cuyos efectos podrían prolongarse hasta el próximo año.
El pasado 11 de agosto, tanto el Programa Mundial de Alimentos (PMA), como la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), advirtieron que «las sequías recurrentes se han convertido en una característica cíclica del cambiante clima de la región».
En ese contexto, ambos organismos llamaron a los gobiernos centroamericanos a invertir en medidas estructurales para aumentar la resiliencia y reforzar las capacidades de los países para la gestión de riesgo en materia de fortalecimiento de la infraestructura, mejoramiento de los sistemas de alerta temprana (contra el hambre), manejo de recursos naturales y la adaptación de los sistemas productivos a la variabilidad del clima.
El PMA en su informe señala que desde el año pasado brinda asistencia humanitaria a unas 240.000 personas, mientras la FAO, atiende a 80.000 centroamericanos a través de cinco proyectos para la rehabilitación de los medios de vida y el aumento de la resiliencia de los afectados.
Ambos organismos señalaron que como consecuencia de las conclusiones sobre el impacto de la sequía que por segundo año consecutivo afecta a miles de familias campesinas que habitan a lo largo del corredor seco centroamericano, consideran nuevos planes de intervención humanitaria.
Es tan grave la situación de las familias campesinas afectadas por una canícula que se podría extender hasta el año 2016, que los ministros que integran el Consejo Agropecuario Centroamericano (/CAC) y República Dominicana declararon el pasado 21 de agosto una «alerta agropecuaria» para atender a 1,6 millones de personas afectadas por la escasez de precipitaciones en la región.
En esa oportunidad los integrantes del CAC reunidos en El Salvador, señalaron que «se ha tomado el acuerdo de declarar la alerta agropecuaria en toda la región centroamericana, con el objetivo de llamar no solo la atención para profundizar en las políticas de mitigación y previsión, sino también de llamar la atención de la comunidad internacional a efecto de solicitar su cooperación».
Las reacciones no se hicieron esperar. La Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (UPANIC), emitió una declaración de apoyo a la iniciativa de los miembros del Consejo Agropecuario de Centroamérica y República Dominicana.
«Nosotros apoyamos estas iniciativas porque habrá muchas zonas, sobre todo productora de granos básicos, donde no se cultivará nada y esos pobladores dependen exclusivamente de su producción», destacó Manuel Álvarez, directivo de UPANIC.
Alvarez destacó que la preocupación es mayúscula entre los productores nicaragüenses que han comprobado que este año habrá menos producción en rubros como el maní, la caña de azúcar que han sido muy golpeados por la inclemencia.
En algunas regiones productivas de Nicaragua, como la provincia de Rivas en el sur o Estelí en el norte, han visto disminuidos sus cultivos de maíz y frijol.
Los productores agrupados en UPANIC de Nicaragua, llamaron al presidente, Daniel Ortega a decretar una emergencia alimentaria. Juan Alvaro Munguía, también dirigente de UPANIC, declaró a la prensa que la emergencia alimentaria es necesaria porque la producción de frijoles será mínima y recordó que este grano, junto al arroz, constituyen la dieta vital de los nicaragüenses.
«La alerta alimentaria debe emitirse en función de la alimentación de la gente que se verá tensionada por la escasez de lluvias en el corredor seco y en algunas zonas productivas del país», destacó Munguía.
En Guatemala, la canícula que generalmente es corta entre junio y julio, este año se ha extendido al mes de agosto y, posiblemente, se extienda por varios meses más, en perjuicio de miles de familias campesinas con hambre.
Recientemente el organismo civil Acción contra el Hambre de Guatemala, advirtió que más de 560.000 personas se encuentran en emergencia por falta de alimento en el corredor seco de esa nación. Según el organismo, la cosecha de maíz se perdió por completo.
En Guatemala el drama es mayor, la escasez de lluvias de este año, se suma a otros años de canícula prolongada y sequía, lo que también pone en riesgo la siembra de frijol. La crítica situación afecta a 9 de los 22 departamentos (provincias) del país, según el reporte.
En El Salvador, el drama es el mismo del año pasado. En el «pulgarcito» de Centroamérica se calcula pérdidas superiores a los 4,7 millones de quintales de maíz y frijol, en perjuicio de más de 100.000 productores.
El gobierno salvadoreño consideró a inicio del mes en curso que las pérdidas de maíz alcanzaría un 25 por ciento de la producción nacional, mientras que el frijol registraría una afectación de un poco más del 2 por ciento.
En Honduras, la Oficina de la ONU para la Coordinación de Ayuda Humanitaria (OCHA) calculó que menos 161.403 familias han resultado afectadas por la sequía en 146 municipios del país. Según este organismo, un total de 81 municipios están afectados por una sequía severa, mientras que 65 están afectados por una inclemencia moderada.
En Nicaragua, en la comunidad de El Yaraje, en el municipio de Mozonte, provincia de Nueva Segovia, norte del país, el sorgo ha reemplazo al maíz para la elaboración de las tortillas que las familias la consumen acompañada únicamente de sal. Aquí como en otros municipios cercanos los cultivos de maíz y frijoles se han perdido y las familias languidecen en medio de la severidad climática.
El gobierno del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega considera que no es necesario emitir una declaratoria de emergencia humanitaria, pero ya está socorriendo a las familias afectadas con raciones de alimentos que cubren para unas cuantas semanas.
El asesor presidencial en materia económica, Bayardo Arce reiteró la víspera que no es necesario una declaratoria de emergencia. «La emergencia han que encararla con acciones, no con declaratoria que lo único a que inducen es a creer que la gente no debe pagar sus compromisos bancarios» subrayó.
Señaló que el gobierno está atendiendo a las familias afectadas por el régimen deficitario de lluvias y que trabaja con asistencia internacional en la elaboración de un Plan Nacional de Irrigación para romper la dependencia agrícola de las variaciones climáticas.
Mientras tanto, el fantasma del hambre vuelve a rondar, por segundo año consecutivo, a miles de familias campesinas que habitan el llamado corredor seco de Centroamérica, que pareciera llamado a convertirse en un corredor de la muerte.