Por Alina Dieste/Bogotá/AFP
El jefe máximo de las FARC, discount Timoleón Jiménez, criticó este jueves que el presidente Juan Manuel Santos ofrezca iniciar una tregua bilateral con esa guerrilla, con la que negocia en Cuba el fin de un conflicto de medio siglo, mientras sigue matando rebeldes en Colombia.
«¿Intensificación de los operativos tienen fin que a cese bilateral al fuego llegue el menor número posible de guerrilleros y guerrilleras de FARC vivos?», preguntó Timoleón Jiménez al mandatario en su cuenta en Twitter.
El miércoles, luego de reportarse la muerte de cuatro insurgentes en un operativo militar, Santos propuso a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas) un cese al fuego bilateral desde el 1 de enero de 2016, un planteo que reiteró la mañana del jueves, incluso adelantando la fecha, haciéndose eco de las palabras del comandante guerrillero Rodrigo Granda.
«Ayer (miércoles) uno de los miembros del Secretariado dijo que por qué no era el 16 de diciembre. ¡Listo! Que sea el 16 de diciembre. Entre más pronto mejor, porque más vidas nos vamos a ahorrar», declaró Santos en un programa de radio local.
Rodrigo Londoño, conocido por sus nombres de guerra Timoleón Jiménez y Timochenko, criticó además que el gobierno continúe la lucha contra las FARC ante la «posibilidad» de un acuerdo de paz.
«Ante eventualidad de un cese al fuego bilateral, ¿para qué infiltrar agentes que asesinen guerrilleros durmiendo?», inquirió a Santos en Twitter.
Y en otro tuit, preguntó al presidente sobre el «sentido» de la «ofensiva mediática y hojas volantes lanzadas desde aviones incitando a la deserción».
El proceso de paz con las FARC, principal y más antiguo grupo rebelde de Colombia, surgido de una insurrección campesina en 1964, avanza desde noviembre de 2012 sin un cese al fuego bilateral en el terreno, algo largamente reclamado por la guerrilla pero rechazado por Santos por considerar que la fortalecería.
Sin embargo, desde julio, las FARC mantienen una tregua unilateral en aras de «desescalar» la confrontación, a la que el gobierno respondió con una suspensión de bombardeos que no implica, sin embargo, el cese de actividades contraguerrilleras terrestres.
El reporte de los cuatro guerrilleros muertos es el primero después de que en un histórico encuentro en La Habana, Santos y Timochenko se comprometieran hace poco más de un mes a sellar la paz definitiva a más tardar el próximo 23 de marzo.
Concentrar, verificar y dejar armas
La tregua bilateral que planteó Santos está condicionada, sin embargo, a que las partes logren acordar los términos para acabar con la conflagración interna.
Para que el cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo sea posible tienen que estar «listos, negociados, acordados» todos los elementos relacionados con el punto 3 de la hoja de ruta de las negociaciones, dedicado al «fin del conflicto», dijo el presidente este jueves.
Esto implica definir las zonas de concentración de la guerrilla, un mecanismo de verificación internacional y una metodología para la dejación de armas, precisó.
«Si no se concentran, (la tregua) no se puede efectuar con efectividad porque hay otros grupos armados que tenemos que seguir combatiendo», aclaró Santos, en alusión a la lucha contra el Ejército de Liberación Nacional (ELN), segunda guerrilla activa y aún en conversaciones exploratorias de paz con el gobierno, así como contra las bandas criminales que operan en el país.
«Esa es la propuesta. Creo que es posible si hay voluntad de parte y parte», concluyó el presidente.
Para el jefe de la delegación del gobierno en Cuba, Humberto de la Calle, «lo ideal» es que estén dadas todas «las condiciones».
«Lo que tiene en mente el Gobierno es que el cese debe implicar también la suspensión de actividades de extorsión, de narcotráfico», dijo a periodistas.
Las conversaciones en La Habana, en receso hasta el próximo domingo, están abocadas actualmente al complejo punto sobre víctimas, tras sortear el punto más espinoso, el de justicia por los crímenes cometidos a lo largo del conflicto armado.
El conflicto armado colombiano, en el que han participado guerrillas, paramilitares y agentes del Estado, ha dejado oficialmente unos 220.000 muertos.
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