Por Francisco Jara
La Habana/AFP
La guerrilla comunista de las FARC cerró el jueves un ciclo de diálogo con el gobierno colombiano con fuertes críticas al presidente Juan Manuel Santos, hospital al que acusó de «escalar la guerra» en Colombia mientras negocia la paz en La Habana.
El grupo guerrillero también fustigó al ex gobernante español Felipe González por afirmar que los rebeldes aceptaron sentarse a la mesa de negociaciones debido a una «sensación de derrota».
«No se puede distorsionar la realidad creyendo que es correcto escalar la guerra como si no hubiese conversaciones o que se pueda adelantar un diálogo simulando que el país no está sufriendo los estragos de la confrontación», dijo a la prensa el jefe negociador de las FARC, Iván Márquez, al cierre del ciclo.
«Se equivocan Juan Manuel Santos y Felipe González creyendo que con una concepción militarista (…) van a convencer al mundo de que el terrorismo de Estado, respaldado por el poder bélico del imperio (Estados Unidos), es la clave para alcanzar la paz», agregó.
Felipe González, el líder socialista que gobernó España entre 1982 y 1996, dijo esta semana en un foro en Madrid, en presencia de Santos, que «si no hubiera tenido la guerrilla una clara sensación de derrota, la negociación habría sido más difícil», según versiones de prensa.
«La posibilidad de la paz está más clara que nunca» en Colombia, declaró González, según medios españoles.
El conflicto armado recrudeció en los últimos días en Colombia, con una ofensiva militar en Meta, 180 km al sureste de Bogotá, que dejó 26 guerrilleros de las FARC muertos, después de que terminara una tregua unilateral de la guerrilla por las fiestas de fin de año.
Santos celebró en España esta acción militar contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la mayor guerrilla de ese país.
«La ofensiva continúa. Pero al mismo tiempo estamos buscando esa negociación para que toda esta violencia que nos ha desangrado durante 50 años, la pongamos a un lado y continuemos el desarrollo del país sin violencia», dijo Santos en Madrid.
Márquez expresó que «no es sensato solazarse con la muerte, como lo está haciendo Santos en España» y afirmó que en Colombia operan, en apoyo de las fuerzas militares, los servicios de inteligencia de Estados Unidos, Gran Bretaña, España e Israel.
«Vergüenza debería tener Santos de permitir sin recato alguno subordinarse a la CIA y permitir un intervencionismo de potencias extranjeras en el conflicto interno colombiano. Pues además de Estados Unidos, contra las FARC y el movimiento popular, también actúan la inteligencia británica, la misma España de Felipe González e Israel», señaló Márquez.
El jefe de la delegación de paz del gobierno, Humberto de la Calle, no formuló declaraciones a la prensa al término del ciclo, el decimonoveno desde que comenzaron los diálogos de paz, en noviembre de 2012, para poner fin al conflicto armado de medio siglo.
Las pláticas se reanudarán el 3 de febrero después de la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en La Habana, el martes y miércoles próximos, dijo a la AFP una fuente del gobierno.
Mujica hablará con ambas partes
Por su parte, el presidente uruguayo José Mujica planea reunirse en La Habana con Santos y las FARC, después de la cumbre de la Celac, para ayudar a que «se acelere el proceso de negociación», informó este jueves el semanario uruguayo Búsqueda.
Andrés París, otro delegado de paz de las FARC, dijo a la prensa que hasta ahora «no tenemos una solicitud formal» de Mujica para conversar, pero afirmó que ellos están «dispuestos a reunirse con quien sea».
En este ciclo de 11 días de pláticas ambas delegaciones entregaron sendas propuestas sobre «cultivos de uso ilícito», uno de los tres subtemas del punto sobre drogas ilícitas. Los otros dos subtemas son consumo de drogas y narcotráfico.
En meses previos las partes consensuaron los dos primeros puntos de la agenda, la cuestión agraria y participación política. Los temas pendientes son el abandono de las armas, la reparación a las víctimas y el mecanismo para refrendar de un eventual acuerdo de paz.