Edit Esmeralda Alas Luque
La Educación del Hombre es una obra de Federico Fröebel. Plantea que “La sabiduría consiste en educarse a sí mismo, y en educar a los demás, con conciencia, libertad y espontaneidad”. Continúa diciendo que “Educarse a sí mismo implica ser corresponsable de la formación”. Aclara que esa corresponsabilidad inicia con los padres y los familiares, y, que posteriormente, es la escuela quien continua y asume esa responsabilidad. Finalmente, expresa que es el mismo hombre quien debe buscar el desarrollo de un comportamiento consciente que le permita “Ser” comprometido con su entorno. Plantea, además, que cada persona trae una misión específica y será mediante la educación que se ayude a descubrir esa vocación. Para Froebel la vocación es la razón de su nuestra existencia. El cumplimiento de ese propósito demanda que el proceso de educación disponga de una cuidadosa y comprometida función educadora. También manifiesta que los actores clave para ese proceso son las madres y los profesores, y, no menos importante el resto de la familia, quienes deben tener plena conciencia de lo que se debe aprender, cómo se debe aprender y para qué se debe aprender. En ese sentido, exhorta a mejorar las condiciones en que se educan los estudiantes y que se incluya la participación familiar en la educación. Esta participación ha de ser activa, no convertir a las familias en figuras receptoras de las decisiones institucionales. Propone que se evite la opresión y el encierro, porque son condiciones contrarias a la naturaleza humana. También aclara que al tomar en cuenta esas recomendaciones, los estudiantes no reflejarán alteraciones morales o físicas que, para él, son la consecuencia del incumplimiento de esa propuesta. También recomienda que el maestro y el estudiante deben comprometerse a elegir para su formación, todo lo que esté conforme con la justicia y el bien. Esto conlleva a construir un modelo educativo que incluya la participación activa del estudiante, de tal forma que asuma el compromiso de internalizar valores que beneficien una educación consciente. Esta enseñanza deberá girar en torno a una metodología que en su inicio debe ser inductiva, posteriormente deductiva y finalmente la unión de ambas.
La educación debe brindar al educando todos los cuidados desde sus primeros grados del desarrollo, así como satisfacer completamente las exigencias de un grado anterior para que se pueda lograr lo esperado en el nivel siguiente. Sobre esta premisa habría que cuestionar la eficacia del sistema educativo salvadoreño para garantizar esa condición indispensable. Según Froebel, en las diferentes etapas educativas de los estudiantes, especialmente en el primer grado del desarrollo, el papel preponderante lo ocupa la madre, quien debe estar muy cerca del niño o la niña que se educa. Recomienda que un bebé no debe ser abandonado durante mucho tiempo y que es necesario ofrecer objetos que promuevan su actividad, de lo contrario las consecuencias del abandono pueden aparecer en forma de pereza intelectual y/o flojera corporal. Posteriormente en un segundo grado del desarrollo el niño debe contar con los espacios necesarios para el juego, debido a que este es un momento en el cual se revelan las “más íntimas disposiciones de su interior”. Otro aspecto importante para la educación es la alimentación que contribuye en la actividad o pasividad del niño o la niña. En un tercer grado, cita el desarrollo del hombre en su etapa de adolescente. En esta etapa la educación deja de ser responsabilidad de su familia. Debe ser instruido por la escuela, considerando que esta institución está capacitada para comprender su relación con el entorno. En el cuarto grado, Fröebel destaca la importancia de la escuela para el adolescente y surge una pregunta ¿Qué conviene que las escuelas sean? Y aclara que, “si la a educación no impacta en el espíritu y el corazón del alumno es una educación estéril”. También presenta otros grados de desarrollo educativo, en los cuales establece la importancia de la religión, los estudios artísticos, el estudio de la naturaleza, estudio de las matemáticas, el lenguaje y el arte como áreas necesarias para definir su integralidad, como un Ser consciente, libre y espontáneo.
La obra de Fröebel destaca la importancia de la vocación como un servicio, para el cual el hombre ha sido destinado y, si éste descubre su vocación podrá disfrutar de una vida feliz, porque es feliz quien encuentra su vocación y disfruta cumpliendo su misión. ¿Tiene vigencia la propuesta de Fröebel?
Fröebel, Federico: (2003) La Educación del Hombre, traducida del alemán por Don J Abelardo Núñez; edición anotada por W. N Hailmann.