Licda. Norma Guevara de Ramirios
@guevara_tuiter
El Salvador, Costa Rica y Cuba celebramos el Día del Maestro el 22 de junio de cada año. La historia registra como inicio de esta celebración en nuestro país, a partir de 1928, y se dice que la fecha se eligió como conmemoración a la fecha de fallecimiento del General Francisco Menéndez Valdivieso, a quien se reconocía como impulsor de la dignificación del magisterio.
En realidad, la dignificación del maestro y la maestra es una lucha de todos los días, de luchas libradas a favor del ejercicio de tan noble profesión y sin duda quedarán muchas batallas para mantener sus conquistas y elevar su rol, como elemento activo de su propia transformación y de su incidencia en la construcción de la persona y de las colectividades.
El maestro y la maestra, el profesor y la profesora en sus distintos niveles, han de trascender al momento y realidad, para plantearse dentro de su labor, la realización de la esperanza y el deseo siempre presente, de ser una sociedad mejor, de ser una familia que avanza; en consecuencia debe encontrar las posibilidades presentes para ese desarrollo y el descontento, al mismo tiempo, para plantearse una superación, no solo de las condiciones en que desarrolla su labor educativa, sino de la sociedad misma.
De ese microclima surgirán científicos, artistas, deportistas, políticos, religiosos; toda la gama variada existente en la sociedad; y todos y todas recordarán, como dice el ex presidente de Uruguay, Pepe Mujica: en la casa se aprenden las conductas y hábitos que nos permiten respetar a otros, ser limpios y más; pero en la escuela, la labor del maestro debe despertar el talento interior de cada niño y niña, de cada adolescente y joven, y, en la educación superior, a dominar herramientas que permitan formar una profesión de utilidad social.
El rol del maestro y la maestra por eso es fundamental en nuestra sociedad; su formación, antes de entrar a la escuela y su formación en servicio, día con día nos presentan a un profesional siempre aprendiendo, y ojalá, inventando soluciones a partir de su práctica.
Nuestro país tiene más de 40 mil maestras y maestros en servicio, el sector privado una proporción importante y las entidades de educación superior otra parte importante; si en todas y todos ellos se mantiene presente esa búsqueda y esa convicción, de su papel activo en la transformación de vidas, entenderemos los problemas sociales y aportaremos a su solución.
Pero este papel del magisterio, está íntimamente ligado a los conceptos que privan en la sociedad, por ello es importante que la familia vea en el maestro y la maestra a una persona clave en la formación de la niñez y la juventud, y cualquier diferencia que surja en esta relación, sea abordada con franqueza, para bien de todos. El rol del maestro que nos recibe sin saber las vocales, y paso a paso nos apoya hasta recibir un diploma de grado, de carrera, es ayuda al aprendizaje, pero no puede ser sustituto del estudiante, del padre o la madre de familia.
Revalorar el rol del maestro, mantener la estima a su delicada profesión es apostar al futuro. Quien primero debe ayudar a que comprendamos todos esta importancia es el propio magisterio, que ya bastante lucha dieron sus antecesores, para lograr una ley que proteja su carrera, que supieron enseñar que en la vida cuenta nuestra individualidad en función de una colectividad, cuya realidad y su futuro nos debe importar.
A la vez de asumir en el presente esa conciencia, de ser elementos transformadores de la sociedad en el magisterio, hoy, al celebrar su día, justo es recordar esas luchas libradas el siglo pasado por insignes maestras y maestros, como Mélida Anaya Montes, Mario López, Orlando Guerrero, y tantas y tantos maestros y maestras.
Hoy tenemos la dicha de tener en la Presidencia de la República a uno de ellos, a Salvador Sánchez Cerén, maestro de verdad, que en su condición de Vicepresidente de la República y Ministro de Educación Ad Honoren, se preocupó por las condiciones de maestras y maestros y de la familia que envía sus hijos a la escuela. A los primeros les aseguró su estabilidad, y creó un marco filosófico (racionalismo, constructivismo y positivismo pedagógico), y unas condiciones de apoyo a la familia y al estudiantado, que se mejoran en su desempeño ahora como Presidente, con programas como paquete escolar y acceso a la computación.
A todas y todos los maestros de todos los niveles educativos debemos felicitarles por su trabajo a favor del pueblo, agradecer su servicio, e invitarles a mantener ese espíritu de búsqueda permanente de superación de cada uno y de todos.