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Durante la eucarística dominical celebrada por el sacerdote Héctor Leonel Alvarenga, unhealthy en la Cripta de Catedral Metropolitana, se recordó a las personas asesinadas en la masacre de Tenango, Guadalupe, municipio de Suchitoto, departamento de Cuscatlán, asimismo, se pidió justicia y la reparación a las víctimas.
El 28 de febrero de 1983, miembros del ejército, en el marco de una gran operación militar llamada “Guazapa 10”, asesinó a más de 250 personas entre los que habían niños, mujeres y ancianos. Una parte de los asesinados procedían de las zonas del cerro de Guazapa y otros eran residentes del lugar de Tenango y Guadalupe. Esto sucedió cuando estos civiles trataban de huir del operativo con rumbo a una zona del departamento de Cabañas.
En el operativo militar participaban diferentes unidades del ejército, entre las que se encontraba el batallón Atlacatl, especialista en operaciones de contrainsurgencia, conocidas como “tierra arrasada” y que en años pasados había participado en este tipo de acciones como la masacre del Mozote, ocurrida en Morazán, el 11 de diciembre de 1981.
Esta operación militar fue dirigida específicamente contra la población civil indefensa cuya tabla de salvación era llegar hasta la zona de Cinquera, conocida en aquella época como “Radiola”, pero en la huida fueron detectadas aquellos cientos de personas que en un primer momento fueron atacados con fuego de artillería y posteriormente sufrieron un bombardeo aéreo.
El 28 de febrero, los soldados cercaron las filas de civiles que huían y comenzaron a dispararles a los que se corrían, muchos fueron capturados y posteriormente asesinados a sangre fría.
En la celebración eucarística, el padre Alvarenga también dijo que toda persona está llamada a la santidad, ya que la Iglesia pone de ejemplo la vida y obra de muchos que han hecho grandes cosas por el prójimo.
“La santidad no es solamente aquellas personas que consagran su vida al Señor, sino, todos los bautizados estamos llamados a la santidad, siempre y cuando se viva adecuadamente su vocación o ministerio”, explicó el religioso.
El padre Alvarenga manifestó que la Iglesia está pendiente de la vida y el proceso de Monseñor Romero, ya que la única razón que lo llevó a defender a los pobres y aquellos que no tenían voz era el deseo de imitar a Cristo, el único modelo de sacerdote y pastor.
En la celebración de ayer y de un modo especial se pidió por el cese de todo tipo de violencia, a fin de que los planes de los injustos fracasen y se rompan los sentimientos de odio, rencor y venganza.
Asimismo, al momento de la procesión de ofrendas se presentó un afiche de la masacre del 28 de febrero de 1976, donde murieron cientos de personas en el parque Libertad, como un intento de acallar el derecho democrático de miles de personas que reclamaban por el fraude y no haber respetado el resultado de las elecciones presidenciales.