Rebeca Henríquez
@RebeHenriquez
Como recuerdo de la entrada de Jesús a Jerusalén, un domingo antes de la pascua, los feligreses católicos adquieren el símbolo más importante del Domingo de Ramos, acontecimiento que marca el fin de la cuaresma y da paso a la Semana Santa, para consagrar la pasión, crucifixión, muerte y resurrección de Jesucristo.
“Entonces los discípulos fueron e hicieron como Jesús les mandó; y trajeron el asno y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima. “Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles y las tendían en el camino. Y las multitudes que iban delante de él y las que iban detrás aclamaban, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”, relatan las santas escrituras en el capítulo 25 de Mateo, sobre la llegada de Jesús.
En los puestos ubicados en las afueras de la Iglesia El Calvario, en el Centro de San Salvador, se encontró a Claudia Ramírez, comerciante que viajó desde Usulután para adquirir los ramos para su familia, ya que según la creyente, el precio de los peculiares adornos suele incrementar en otros departamentos como el de su residencia o San Miguel, puestos tienen un costo de $1 pero al interior del país, rondan entre $2.50 y $3.50.
Según Ramírez, no es parte de la iglesia católica, pero cree en la tradición por su hija, y año con año, ella la apoya en la temporada y compra los coloridos ramos en San Salvador, un aspecto que a pesar de no asistir a la misma iglesia, lo ve como “importante” para su familia, por ello, compró cinco ramos con colores atractivos para llevarlos hasta tu hogar.
Beatriz Pérez, comerciante del departamento de La Unión, se encontraba preparando un ramo junto a su hija, con palma pintada de colores alusivos a Semana Santa, una cruz, una flor al gusto del cliente, por un aproximado de 10 minutos por cada uno. La vendedora aseguró que iniciaron los preparativos de los adornos desde el año pasado, a fin de enriquecer la tradición de muchos salvadoreños.
El tema del desalojo de los vendedores fuera de la iglesia es una de las principales novedades para Pérez, ya que debido a la reubicación que sufrieron, la ventas disminuyeron y la cantidad de vendedores que ofrecía sus productos en la zona disminuyó, y ahora no cuenta con los ingresos de la temporada. Sin embargo, el costo de los productos sigue igual, para no afectar el bolsillo de los salvadoreños.
Para Elza Elías, creyente, el Domingo de Ramos significa revalidar su fe, misma que trae bendición para su familia en la temporada de cuaresma, tradición que fue inculcada por su madre y que ahora ella transmite con devoción a sus hijos.