Álvaro Darío Lara
Escritor/Poeta
Colaborador de Trazos Culturales
La semana anterior recibí la triste noticia de la transición del querido Arquitecto Luis Salazar Retana (1943-2016), hacia cuya memoria guardo un especialísimo afecto.
Comencé a tratar de forma más directa a Salazar Retana, a raíz la constitución del Jurado del Premio Nacional de Cultura 1999, que ese año se estableció en la rama de Teatro.
Tuve el honor de compartir esa responsabilidad, delegada directamente por el entonces Presidente de CONCULTURA, Ing. Gustavo Herodier, con otros distinguidos intelectuales: Francisco Andrés Escobar, Waldo Chávez Velasco, Luis Salazar Retana y Edgar Gustave.
Fueron varias reuniones de debate e intercambio armonioso, que iniciamos en las oficinas de la entonces CONCULTURA, y que luego continuamos en el despacho del Dr. Chávez Velasco. En todas ellas, el juicio sereno y bien ponderado de Salazar Retana se distinguió notablemente.
Finalmente, el Premio recayó en la actriz y directora teatral, Dorita de Ayala. Pero la amistad con Salazar Retana y con Chávez Velasco estaba ya iniciada y se prolongó, sobre todo, con Chávez Velasco hasta su transición.
Por esos años, el arquitecto Salazar Retana, me invitó a su programa “Debate Cultural”, en Canal 10, donde se caracterizó siempre por sus dotes como gran conversador y entrevistador, produciendo cientos de programas que preferentemente divulgaban nuestra cultura y arte nacional.
Al abandonar, el arquitecto, “Debate Cultural”, en el 2003, fui invitado nuevamente por el Ing. Herodier, para asumir la conducción del programa. Misma que finalicé en el 2011, al resistirme a ser censurado injustificadamente por la ineptitud que imperaba por aquel entonces. Y entre las decenas de solidaridad que recibí, ahí estaba la palabra franca de Luis Salazar Retana.
Dentro de su trabajo narrativo, se destacan tres libros: “El relojero y otras fantasías” (2001), presentado por el poeta David Escobar Galindo en el Centro Cultual de México; “Cuentos Fantásticos y Poéticos” (2014), y “Bosquejos de un mundo perdido”. Libros donde su autor se explaya en temas anecdóticos, artísticos, sobrenaturales, místicos y filosóficos rara vez abordados con tanto ingenio y finura poética, en nuestro medio nacional.
Para 2014 tuve el gusto de grabar tres programas con él, en el espacio “En Voz Alta” de Radio Clásica: dos dedicados a sus últimos libros, y uno, con motivo de las fiestas navideñas, donde su amenidad y añoranzas por un país ya casi inexistente, nos conmovieron de forma muy honda.
Siempre fueron los temas de Dios, la Belleza y la Eternidad, constantes en sus disertaciones y obras. Respecto de la eternidad, Luis Salazar Retana, gustaba de contar esta historia real, que vivió en sus viajes de juventud por Oriente, en la búsqueda de la divinidad, y que testimonió en su narración titulada “Tus manos en la noche”. Veamos el fragmento: “Dicen, Alá es mi testigo, que en el Universo existe una esfera de acero en Damasco del tamaño de la Tierra, asimismo un Águila enorme, cuyo tamaño se ignora, que pasa cada millón de años rozando con la punta de sus alas la enorme bola de acero, y dicen ¡oh portento!, que cuando esa esfera de acero del tamaño de la Tierra se haya deshecho por el roce de ala del águila que pasa cada millón de años, ¡aún no habrá empezado la eternidad!”
El escritor sonreía, cuando compartía esa experiencia, que perpetuó en su hermosa pieza narrativa.
Nos hará mucha falta Luis Salazar Retana, un hombre que batalló heroicamente hasta el último momento con su terrible enfermedad. Nos hará falta en su amada Santa Tecla, y en este país, que amó con tanta fuerza. Pero, ¡qué bueno, que su viaje a la Eternidad ya comenzó! ¡Qué bueno que un hombre como él pasó por esta tierra, para ejemplo de todos nosotros!
Debe estar conectado para enviar un comentario.