Alma Vilches
@AlmaCoLatino
Con el Domingo de Resurrección la Iglesia católica finaliza las actividades de la Semana Santa, donde se conmemoró la pasión muerte y gloriosa resurrección del Hijo de Dios.
En la mayoría de iglesias y parroquias los feligreses en horas de la madrugada de este domingo acompañaron la imagen de Jesús resucitado, que entre cánticos de alegría y cohetes de vara recuerdan el momento en que Jesús derrota el pecado y la muerte, dado que con su resurrección la luz que ha venido a iluminar al mundo sigue viva.
El Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua, es el día de las cadenas rotas, el día en que toda atadura se rompió y la luz vino con fuerza para iluminar y disipar todas las tinieblas. Es el final de la Semana Santa y el comienzo de la temporada de Pascua del año litúrgico. Previo a la fiesta de resurrección tuvo lugar la Vigilia Pascual, la cual consta de tres actos importantes: la bendición del fuego donde el sacerdote enciende el cirio pascual, la liturgia de la Palabra, se dirigen 7 lecturas, desde la creación hasta la resurrección, y el momento en que la feligresía renueva sus promesas bautismales.
Durante la Vigilia Pascual todos los elementos especiales tratan de resaltar el contenido fundamental de la noche, que es la Pascua del Señor, su paso de la muerte a la vida. Los textos, oraciones, cantos, expresan una experiencia de la Iglesia unida a su Señor, centrada en los sacramentos pascuales.
Fervor a Jesús Nazareno
Durante la mañana del Viernes Santo cientos de feligreses participaron del viacrucis donde meditaron los momentos de dolor y sufrimiento que Jesús padeció camino al Calvario para ser crucificado.
Una de las procesiones con más participación de feligreses durante el Viernes Santo fue en la calle de La Amargura, la cual está entre dos puntos equidistantes: la iglesia San Esteban desde donde inicia el viacrucis y la parroquia El Calvario donde concluye. En el trayecto se meditaron las 14 estaciones o momentos específicos de la pasión y muerte de Jesús.
Alfonso Guzmán, párroco de la iglesia El Calvario, explicó que el Viernes Santo es el día que los católicos se unen en penitencia, abstinencia y ayuno para conmemorar la pasión del Señor, donde se recuerda el gran amor del Hijo de Dios, quien fue capaz de entregar su vida para rescatar a la humanidad del pecado.
Para Jueves y Viernes Santo algunas personas ofrecen penitencia a Dios por algún milagro o en gratitud por un favor recibido, quienes inician su recorrido de rodillas o descalzos, con los ojos vendados, en las ruinas de la iglesia San Esteban hacia la parroquia El Calvario de San Salvador.
El día viernes no se celebra la eucaristía, el altar luce sin mantel, sin cruz, sin velas ni adorno, porque se recuerda la muerte de Jesús. Los ministros y sacerdotes visten de rojo, el color de los mártires, ya que Jesús es el primer testigo del amor del Padre y de todos aquellos que, como él, dieron y siguen dando su vida por proclamar la liberación que Dios ofrece.
Asimismo, para el Viernes Santo la creatividad y el fervor religioso se combinan para crear hermosos y coloridos lienzos en las alfombras elaboradas por los católicos, donde se representan figuras folklóricas y religiosas, las cuales son hechas con aserrín, rosas, margaritas, frutas de la época y sal teñida de colores, entre otros.
En el centro capitalino es tradición que grupos de personas se unan para elaborar las alfombras por donde recorre la procesión del Santo Entierro, donde prevalecen la devoción, esfuerzo y creatividad de cada persona. Una de estas alfombras es la que elaboró el personal de la Policía Nacional Civil (PNC), frente al cuartel central de la corporación policial, donde se representó la segunda estación del viacrucis, cuando Jesús carga con la cruz.
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