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Samuel Amaya
@SamuelAmaya98
La Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (FESPAD) presentó este viernes un balance del país y una propuesta de agenda para fortalecer la construcción de un Estado democrático. El informe fue presentado en un conversatorio donde participó la ciudadanía.
El conversatorio en cuestión tuvo como centro de reflexión la construcción de un Estado democrático. El director ejecutivo de la organización no gubernamental, Héctor Carrillo, explicó que FESPAD como parte de la ciudadanía, considera que se debe construir «un mejor país» y este requiere, en primer lugar, la satisfacción de los DDHH, pero también una institucionalidad qué esté en función de ello.
“El conversatorio recoge reflexiones, impresiones de los distintos actores de la sociedad sobre qué tipo de país queremos. Algunas de las cosas que nos trasladan, los actores con los que interactuamos, son por ejemplo preocupaciones sobre en qué medida, por ejemplo, el Órgano Judicial de verdad representa la posibilidad de que alguien acuda a pedir justicia”, comentó Carrillo en declaraciones a los medios de comunicación.
Héctor Carillo explicó que la ciudadanía “quiere diputados y diputadas que dialoguen con la ciudadanía y no solo que impongan”, en referencia a que solo aceptan propuestas de Casa Presidencial aprobadas incluso con dispensa de trámite, es decir, sin discusión.
“La gente también quiere un medio ambiente sano para las presentes y futuras generaciones, que eso es parte también de las preocupaciones de una institucionalidad. La gente quiere pleno respeto a su libertad, tener certeza de que no va a ser molestado o molestada (capturado/a) de manera arbitraria, y si eso ocurre, contar con un juez o una jueza que haga justicia de manera pronta”, agregó Carrillo.
Nayda Acevedo Medrano, consultora de FESPAD, señaló que «el estudio pretende sacar del foco temas que suceden con demasiada velocidad, para recordarnos que históricamente hay un problema en el sistema político de El Salvador y en la cultura política».
Según Medrano, estos temas se han repetido a lo largo de la historia de El Salvador y se ha convertido en un vicio. “El vicio radica en que hay pequeños grupos de poder que todo el tiempo intentan hacer suyo el Estado salvadoreño, y lo intentan hacer de mil maneras, a través de la utilización de la institucionalidad pública, a través del poder real económico y sobre todo desde esa perspectiva de dominación económica en donde utilizan el aparato del Estado en función de sus intereses en pequeñas escalas o para beneficios de pequeñas familias”.
Esto ha traído repercusiones “directas” para la población salvadoreña, ya que el ejercicio de derechos “es imposible de realizar en su totalidad mientras estos derechos estén cooptados por pequeños grupos de poder”.
