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Festival del barro en Ilobasco y cultura de paz

Ramón D. Rivas*
Ramón D. Rivas*

Ramón D. Rivas*

Este fin de semana recién pasado, sale en ocasión de celebrarse el Festival del Barro, discount   llegue a Ilobasco, malady la tierra que me vio crecer, la tierra que formó mi carácter, y donde  heredé sus tradiciones y costumbres que muy orgullosamente llevo en mí ser. No cabe duda que Ilobasco es “el pueblito soñado”, como lo dijo Pancho Lara, “que palpitas con un corazón,

De la tosquedad de su barriales

Reviven prodigios de la inspiración”.

Ese fin de semana me sentí como el hermano lejano, que llega a su terruño anhelado, para recordar viejos tiempos, viejos amigos, gratos recuerdos. Así fue. Gracias doy a los organizadores por invitarme a este Festival del Barro, Cultura y Paz; porque me hacen recordar viejos momentos y me permiten reflexionar, otra vez, en estos tiempos difíciles, los problema y vicisitudes que aquejan a mi esos mis coterráneos. No obstante, me llena de mucha satisfacción de encontrar personas emprendedoras, que no los doblega la adversidad, que saben enfrentar los retos de la vida y luchar valientemente para no dejar morir la herencia de su pueblo, de nuestros abuelos, de nuestra tierra. Ese es el Ilobasco que yo conozco; que con mucho ingenio organiza un Festival del Barro para mostrar la diversidad de productos que elaboran sus artesanos y con ello tratar de mejorar sus ingresos económicos. No puedo imaginarme un Ilobasco sin su barro, sin sus “Muñequitos que son un encanto,

Fabricados con rara emoción;

Chiquitos y tan pintaditos,

Tan bellos y lindos como una canción…”

Ilobasco tiene su propia identidad, una identidad conocida por nacionales y extranjeros, una identidad tan poderosa que ha conservado y exportado nuestras creencias, nuestras costumbres y nuestras “picardías” envueltas en pequeñas sorpresas. Yo les pido a los ilobasquenses que sigan protegiendo la identidad de este pueblo; que la modernidad y los embates de la transculturización y la violencia no borren la obra del alfarero, del pintor, del artesano y de cada uno de los que viven de esta cultura. Ya lo he dicho en mi libro “Ilobasco de los recuerdos”, que  debemos seguir los pasos de la leal y honrosa generación del barro. Esta cultura que cuando las calles de Ilobasco eran empedradas y los vientos de los primeros días de noviembre levantaban polvo, sombreros, faldas y hasta la basura suelta de la calle para ir a reposar en las esquinas de los zaguanes y andenes, era cuando las jugueteras desempolvaban los pichinguitos, que eran el trabajo de un año, para ofrecerlos tendidos sobre los andenes de las calles y bajo la sombra de los árboles del parque central Enrique Hoyos (sic). Muchos hombres y mujeres vivieron y murieron con la cultura del barro, la cual debe continuar. Aunque la violencia social ha frenado o espantado a los clientes, debemos trabajar juntos para no dejar morir nuestra identidad. Porque cuando la identidad falta en un pueblo, los jóvenes y adolescentes pueden caer en graves problemas de conducta que terminan induciéndolos a cometer actos ilegales y destructivos. Es claro que la fuerza más fuerte que domina el comportamiento del adolescente y el joven es la búsqueda de su propia identidad; ya que ellos necesitan saber quiénes son y hacia dónde van. Por ello felicito al Comité Un Pueblo Un Producto, porque tuvo a bien organizar un Festival del barro incorporando un elemento esencial: la promoción de la CULTURA Y LA PAZ que tanta falta hace para forjar de mejor forma nuestra identidad. Junto al artista y al artesano, debemos moldear una cultura de paz en Ilobasco. Si en la Conquista, los españoles no lograron doblegar la cultura de barro, en el presente nada debe impedir forjar una cultura de paz en nuestros barrios.  Estoy seguro que este tipo de actividades ayudará a muchos jóvenes y adultos a reencontrarse, a saber cuáles son sus raíces, a conocer más de sus tradiciones y saber compartir la obra de sus manos. No cabe duda que el Festival nos congrega a todos los ilobasquenses para compartir juntos nuestra cultura y con ellos fomentar un ambiente de paz y hermandad.

 Y como lo dijo Pancho Lara:

“De tu barro brota la esperanza

En figuras de gracia y candor,

Tus artistas son seres humildes

Que ignoran sin duda lo que es el blasón”.

*Secretario de Cultura de la Presidencia

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