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Hugo Fajardo Cuellar*
La noche del pasado viernes 25 de noviembre de 2016, una luz de las que más han iluminado la lucha por construir un mundo mejor se apagó cuando el reloj marcaba las 10.29 minutos, hora local de la Habana Cuba. El comandante en jefe: Fidel Castro Ruz moría a la edad de 90 años en su casa de habitación al lado de su familia y de todo el pueblo cubano.
Tras su muerte la noticia corre de inmediato por todas las redes sociales y los distintos medios de comunicación en todo el mundo, y las opiniones a favor o en contra de su legado como líder de la Revolución Cubana no se hicieron esperar, pero más allá de esas opiniones, lo que su muerte significa no solo para el pueblo de Cuba, sino para todos los pueblos del mundo es el hecho palpable de que el socialismo sigue presente en la más grande isla del caribe, desde el primer día de la revolución que se llevó a cabo el primero de enero de 1959 y que por lo tanto aún sigue vigente la consigna de: “Viva el Socialismo”.
Porque como lo dijera el mismo Fidel, “los hombres pasan pero los ideales quedan”. Los ideales de este gran hombre revolucionario fueron hasta el último día de su vida la construcción del socialismo, entendido éste, simple y sencillamente, como la edificación de una patria digna justa y humana para los más pobres, humildes y necesitados del pueblo cubano. Y de los pueblos del mundo. Ese ideal se ha construido y se sigue construyendo en cuba después de más de 50 años de revolución, pese al bloqueo económico de los Estados Unidos hacia la isla.
En tal sentido, Fidel Castro muere físicamente, pero su legado histórico y revolucionario sigue vivo, es decir, el proceso de construcción y consolidación del socialismo sigue en pie, como el principal compromiso moral de todo el pueblo cubano de continuar con dicho proyecto, como una de las mejores formas de rendir tributo y fidelidad a la permanente e incansable labor de conducción y orientación, en la lucha revolucionaria de su máximo dirigente, el comandante en jefe, como era reconocido por toda la gente.
Es decir, que con la muerte de Fidel terminan sus 90 años de existencia física, pero los 57 años que lleva la revolución hasta el presente (2016) no han terminado, por el contrario continuarán su marcha y ahora con el fiel compromiso del pueblo cubano de seguir defendiendo y profundizando los frutos de la revolución socialista, como legado invaluable del liderazgo de su comandante en jefe y la lucha de las masas revolucionarias del pueblo cubano.
Es por eso que en medio de la tristeza que embarga a los cubanos, por el deceso de su máximo líder, emerge el sentimiento patriota y revolucionario que el mismo les enseñara y compartiera, de que el socialismo es la patria de todos y que como lo dijo José Martí: “Patria es Humanidad”. Ese es el principal legado revolucionario de Fidel y su interminable sueño de construir junto a su pueblo el socialismo como la sociedad alternativa al capitalismo, cuyo rasgo fundamental radica en que el Estado está al servicio no de unos pocos sino de pueblo entero y en donde el pueblo es protagonista o actor directo en la construcción de los cambios que demanda la necesidad de construir la nueva sociedad fundada en la justicia social y económica entre todos sus habitantes.
Aún y cuando los enemigos del socialismo cubano no lo aceptan, los frutos de esa revolución en marcha están a la vista. En este breve artículo no podríamos hablar de todos ellos, pero para muestra vale mencionar por ejemplo que gracias a la revolución, la Educación y La Salud son totalmente gratuitas en cuba, el índice de mortalidad infantil es casi cero al igual que el índice de analfabetismo, y aunque el bloqueo norteamericano asfixia económicamente a la isla, en Cuba nadie padece de hambre, la tierra es propiedad de los campesino organizados en cooperativas agrícolas, y la mendicidad, las maras o pandillas y los niños de la calle es algo que prácticamente no existe. Esto lo afirmo no solo basado en las fuentes teóricas respectivas, sino también con base a lo que este servidor ha podido constatar mediante la oportunidad de estar en cuba durante dos ocasiones.
Así mismo, la hermandad y el humanismo es practicado a nivel local e internacional, prueba de ello, miles de jóvenes de latinoamericanos y en particular salvadoreños están estudiando becados o de manera gratuita para formarse como doctores en medicina en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM). Así también muchas personas adultas están siendo beneficiadas con la operación MILAGRO, mediante la cual miles de latinos incluyendo salvadoreños han sido operados de cataratas en sus ojos, para recuperar la mayoría sus vistas, sin pagar costo alguno. Esos son algunos de los muchos frutos o resultados que hasta ahora tiene la revolución socialista y aunque Cuba no es una sociedad perfecta como cualquier otra, pero como lo reafirman los mismos cubanos en los tributos fúnebres ante su comandante, seguirán con su legado llevando adelante la revolución.
En síntesis, La muerte física de este hombre que entregó su vida a la revolución, significa el inicio de una nueva era política para Cuba y para el mundo, principalmente para América Latina, en donde el desafío de construir el socialismo o como se le quiera llamar, sigue siendo la tarea pendiente para los movimientos revolucionarios y los partidos gobernantes de izquierda, que pareciera que han perdido el rumbo señalado por el socialismo cubano, pero que desde sus propias realidades deben de reivindicar la lucha genuina, por la edificación de una nueva sociedad, fundada en la paz, la justicia y la dignidad humana, esa nueva sociedad por la que luchó, tanto el Che como Fidel y por la que también tenemos que luchar todos, de manera organizada, en El Salvador.
* Sociólogo y Abogado, Master en Derechos Humanos y Educación para la Paz
Docente de la Universidad de El Salvador, Facultad Multidisciplinaria de Occte
Miembro del Comité Ejecutivo de la Asociación de Académicos de la Universidad
De El Salvador (ASAUES).
