Eduardo Badía Serra,
Director de la Academia Salvadoreña de la Lengua.
La filosofía analítica abarca una serie de planteamientos como los del Círculo de Viena, el Empirismo lógico, el Racionalismo Crítico de Popper, el Racionalismo Lógico de la Escuela de Varsovia, la obra de Ludwig Wittgenstein, el Constructivismo de la Escuela de Erlagen, y también la Filosofía del Lenguaje. Todos estos planteamientos enfocan su atención al análisis del lenguaje, a las estructuras formales lógicas y a la necesidad de una referencia empírica. Hay un intento en ella de superar el alejamiento de la realidad a que habían llevado los desarrollos especulativos de la filosofía moderna, sobre todo, del idealismo alemán, buscando un modo de pensar más riguroso, el de la ciencia, que superaba todo tipo de teoricismo especulativo. Utilizando la categoría de “observación”, la filosofía analítica responde desplazando el foco de observación desde la conciencia hasta el lenguaje. También, el interés por la dimensión lógico-formal común a la lógica y a la matemática es otro factor clave en la formación del planteamiento de la filosofía analítica.
Es un matemático y filósofo, Gottlob Frege, quien es considerado como el fundador de la filosofía analítica. En el curso de su intento por fundar la aritmética, crea una lógica, en base a la cual se puede exponer formalmente tanto la estructura de cualquier enunciado como las posibles conexiones entre enunciados. La lógica formal se asemeja así a un lenguaje natural, en el sentido que la lógica dispone de una sintaxis, así como de reglas que indican cuáles proposiciones son conformes con el lenguaje y cuáles no. Realmente las proposiciones de la lógica formal no afirman nada sobre el mundo real, sea este real o no lo sea; de hecho, que sea o no sea real depende de la verdad o de la falsedad empírica de las afirmaciones de las cuales esté compuesta. Frege construyó también intuiciones decisivas para la semántica y la teoría del significado de las expresiones verbales. Por ejemplo, las expresiones “estrella de la mañana” o “estrella de la tarde” se refieren al mismo objeto, Venus, aunque su sentido sea diferente, dado que es necesario acertar en el sentido que ambas “estrellas” son realmente la misma.
En una primera fase, la filosofía analítica se caracteriza por un uso metódico del análisis lógico de las formulaciones verbales, y se da un giro lingüístico que permite depurar ideas y conceptos precisando la forma en que se los formulaba verbalmente. Se pasa, así, del lenguaje cotidiano a un lenguaje formalizado. La tarea del análisis del lenguaje consiste entonces en clarificar los diferentes lenguajes y sus relaciones, tanto en sus aspectos formales, (sintaxis lógica), como en sus contenidos o referencias a lo real, (semántica).Wittgenstein, en su “Tractatus”, exigiría además del examen crítico del lenguaje, todo tipo de lógica subyacente a las formulaciones en que se configuran los enunciados de la ciencia. En una segunda fase, la filosofía analítica se bifurcaría en el Empirismo Lógico y en la Filosofía del Lenguaje cotidiano. Wittgenstein influiría en ambas, con su “Tractatus” en la línea lógica, y con sus “Investigaciones filosóficas” en el examen del lenguaje ordinario. Una tercera fase podría considerarse como un giro pragmático, y se da bajo la influencia de Charles Morris.
El giro actual de la filosofía analítica se orienta hacia el llamado “Estructuralismo lingüístico” de L. Bloomfield, la “Gramática Transformacional” de Z. Harris, e incluso, la obra de Chomsky dentro de la línea lingüística y de investigación de las funciones cognitivas, (inteligencia artificial, ciencia del conocimiento). La idea básica es que un lenguaje mental investigable de forma empírica es el elemento que determina las estructuras y funciones verbales o las funciones cognitivas no verbales, e incluso dentro de estas funciones cognitivas, la posibilidad de la observación filosófica, como sostiene J. J. Katz.
En el campo de la filosofía de la mente, al conductivismo lógico verificacionalista del significado en el positivismo lógico, suceden el enfoque del problema de la naturaleza de la mente y su relación con el cuerpo, la teoría de la identidad de las propiedades mentales y físicas, y el funcionalismo, para el cual las propiedades mentales son una subclase de las propiedades funcionales.
Ciertamente, sólo hasta en el siglo XX, el lenguaje como medio de conocimiento alcanza el primer plano en la conciencia filosófica. La filosofía del lenguaje existía desde ya antes, pero el lenguaje era justamente considerado un medio de expresión del pensamiento, concebido este último independiente del primero. Esta concepción fue siendo abandonada a medida que emerge con toda claridad la dificultad que la filosofía de la conciencia encuentra para describir la constitución de los objetos de la experiencia simplemente como relaciones secundarias entre el sujeto y el objeto.
Actualmente, hay sociedades filosóficas que se enfocan específicamente en la filosofía analítica, sobre todo en los ambientes anglo-sajones y europeos. En el contexto filosófico latinoamericano, al margen de alguna presencia fundamentalmente académica, la filosofía analítica no podría ser considerada como una corriente de influencia, lo que es lamentable pues limita la comprensión de una corriente que abre a la filosofía nuevos campos de investigación y desarrollo. Hay que mencionar que grandes y numerosos filósofos han participado de ella. Cito entre otros, a G. E. Moore, Bertrand Russell, A. N. Whitehead, Ludwig Wittgenstein, R. Carnap, M. Schlick, Karl Popper, Charles Morris, Charles Pierce, etc.