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Oscar Ponce
Lic. En Filosofía
La utilidad y vigencia de la filosofía ha sido señalada constantemente, ed existen argumentos que menosprecian el papel de la filosofía y de otras disciplinas humanísticas en nuestra sociedad. Es común encontrar en las aulas universitarias estudiantes que creen que la filosofía es una asignatura inútil y sin razón de ser. En respuesta a dicha situación Ellacuría escribió un artículo muy versátil y utilizado en la enseñanza “¿Filosofía para qué?” En él explicó que la filosofía es necesaria debido a su función liberadora concretizada en una praxis cotidiana de vida, posible solo por el componente desideologizador inherente al elucubrar filosófico. El pensamiento filosófico es necesario si se quiere consolidar una sociedad realmente libre. La filosofía es el fundamento de la reflexión sobre la realidad que responde a un problema concreto, por tanto, como reflexión disociada de la actividad humana no cumple con su naturaleza crítica.
La filosofía como práctica concreta está en dependencia directa de la pregunta por el sentido, interrogante propia y exclusiva del quehacer filosófico. Una función exclusiva de la filosofía es esclarecer el sentido de la vida, personal, social o histórica, para dar respuesta a dicha interrogante se incluyen en la reflexión, el horizonte de los valores, los criterios de verdad de la epistemología, el conocimiento de la naturaleza humana de la antropología filosófica y la sistematización y ordenamiento de la lógica. Con estas herramientas de interpretación análisis es factible crear un pensamiento crítico y desideologizador que pueda responder certeramente a la interrogante sobre el sentido y, en consecuencia, establecer una praxis liberadora.
La filosofía de la educación debe heredar todas las características de la filosofía en general. Debe tener componentes desideologizadores, críticos y autocríticos que conduzcan a una praxis liberadora. Los planes educativos deben construirse después de esclarecer el sentido de la educación, después de responder a las preguntas, ¿Para qué educar? ¿Quién educa? ¿Cómo educar? ¿Con qué valores educar?
Los planes educativos, las misiones y las visiones de las instituciones educativas deben construirse a partir de un horizonte filosófico que establezca diáfanamente las necesidades axiológicas, sociales y existenciales de los ciudadanos. Lo que implica aplicar sistemáticamente las observaciones de la epistemología, la lógica y la axiología al proceso educativo. Éste deberá ser evaluado con criterios claros que determinen su éxito o fracaso; la epistemología y la lógica brindarán ese criterio de éxito, y la axiología deberá proporcionar los compromisos éticos y políticos de quienes participan en él.
Elaborar planes educativos, misiones y visiones de instituciones educativas acorde a una filosofía educativa requiere mucho esfuerzo académico, pero tendrá como consecuencia la formulación de planes educativos con una visión integral en la que no se jerarquice el conocimiento priorizando las asignaturas técnicas y recortando los contenidos de asignaturas humanísticas. La educación integral implicaría el establecimiento de una conciencia crítica en los profesionales que culminan todo el proceso de la educación formal. Un profesional sin educación integral no es más que un técnico muy especializado que se limita reproducir cíclicamente los contenidos adquiridos. Probablemente no sea necesario un filósofo por escuela, ni la asignatura de filosofía en los planes de educación media, no obstante es necesario un filósofo en las instituciones que forman educadores; si es necesaria la asignatura de filosofía en los planes de las carreras de educación. Pero sobre todo, si es necesario un filósofo y una orientación filosófica en la dirección del MINED, de la misma forma que es necesario un sociólogo, un antropólogo, un lingüista. El pensamiento holístico es una prioridad en la educación.
