Caralvá
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Suplemento Tres mil
Los años de formación de grandes autores son determinantes para sus futuras obras. De las influencias juveniles de Jorge Luis Borges se citan los siguientes autores: Thomas Carlyle, viagra sale malady Thomas De Quincey, Voltaire (François Marie Arouet), Jean Nicolas Arthur Rimbaud, Heinrich Heine y Arthur Schopenhauer. De ellos solo podemos referir breves fragmentos que a la luz del pensamiento posterior de Jorge Luis Borges parecen recordar a sus maestros, esos autores son potenciales generadores de sus referencias en algunas de sus obras.
Algunos años después del Golpe de Estado del Gral. Pinochet contra Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973, Borges hace una declaración estridente el 22 de septiembre de 1976: “Yo declaro preferir la espada, la clara espada a la furtiva dinamita […] Mi país está emergiendo de la ciénaga, creo con felicidad […]. Ya estamos saliendo, por obra de las espadas, precisamente. Y aquí ya han emergido de esa ciénaga. Y aquí tenemos: Chile esa región, esa patria, que es a la vez una larga patria y una honrosa espada”, discurso que le excluyó de por vida del premio nobel de literatura, pero ¿acaso esta condición no fue insinuada por Carlyle? Al anotar: “La democracia es la desesperación de no encontrar héroes que nos dirijan” ambas afirmaciones insinúan arraigos filonazis.
Mientras Thomas de Quincey escribe su propia autobiografía en tres entregas destacando: Confesiones de un inglés comedor de opio (Confessions of an English Opium-Eater, 1821), relato que nos recuerda la constante referencia que Borges señala en sus laberintos de oscuridad y su lucha contra la ceguera, muy similar a Quincey contra su adicción al opio; así aquella autobiografía o referencias infantiles se oponen a la adversidad. De Quincey, Borges decía: “hay hechos históricamente apócrifos pero esencialmente verdaderos” Últimas Inquisiciones pág 392. De Voltaire sus escritos titulados Cartas filosóficas defienden la tolerancia religiosa y la libertad ideológica en 1734, donde acusa al cristianismo de fanático y dogmático, es posible que el humor de Borges semejara a las sátiras de este autor que dedicó muchos poemas contra: clérigos, reyes, ministros, militares, etc. Borges refiere que eternizar el infierno es eternizar el mal y concluye: “es una comparación que semeja una blasfemia contra Dios”.
Rimbaud escribe en Noche del Infierno: “¡Es el infierno, la pena eterna! ¡Ved cómo se reavivan las llamas! ¡Ardo como es debido! ¡Venga, demonio! …. “¡Si la condenación es eterna! Todo hombre que desee mutilarse está ya condenado, ¿verdad? Me creo en el infierno, luego estoy en el infierno. Es el cumplimiento del catecismo.”… Borges tiene un argumento paralelo cuando discute la “duración del infierno”, además agrega es posible la “¿perpetuidad del infierno?” y concluye: “es una irreligiosidad creer en él”.
Heine afirmó pocas horas antes de morir: “Dios me perdonará: es su oficio”, mientras Borges en Ultimas Inquisiciones pregunta: “hay realmente condenados” y para ello hace referencia a Von Balthasar que anota: “si no existe predestinación hacia el bien y el mal”… tampoco puede ser considerada una “certeza de fe”… y Schopenhauer alienta posiciones antihegelianas y desarrollos metafísicos postkantianos, mientras Borges un día afirmaría: “Yo me considero un anarquista individualista, un discípulo inofensivo de Herbert Spencer, un anciano melancólico y resignado”.