Luis Arnoldo Colato Hernández.
Educador
Un modelo fiscal eficiente es determinante en el proceso de desarrollo de las naciones, ya que éste y a través de la recaudación de impuestos garantiza la fluida inversión estatal en educación, salud, seguridad, infraestructura, etcétera, rubros que viabilizan el desarrollo del estado.
El modelo fiscal de los Estados más exitosos es de carácter progresista, es decir, tasa el aporte de cada ciudadano y entidad existente en la nación de acuerdo a sus ingresos y haberes. No es el caso del modelo salvadoreño que se sustenta en los estratos sociales menos favorecidos, pero que además alienta la evasión y la elusión en el orden de $1,500,000,000.00 anuales, cantidad adeudada por el sector privado según el Ministerio de Hacienda y la Cepal, pero que además jamás son recuperados por la FGR.
Tampoco el modelo vigente corrige el vicio generado desde las donaciones, recurso habitualmente utilizado por la gran empresa para evadir sus obligaciones fiscales, siendo en ello común la “regla del 10”, es decir, la cantidad donada representa la décima parte del adeudo al fisco, por ejemplo, $30,000.00 por $300,000.00, o el de los denominados “estímulos contractuales”, que favorece la generación de empleos de mala calidad debido a los malos salarios que ellos implican a cambio de dispensas fiscales.
Ello se agrava pues por medio de la elusión los sectores más pudientes aumentan su haber en $500,000.000.00 anuales, arropados por una legislación que lo favorece (Francisco Lazo, economista)
El abordaje técnico de éste y otros temas pendientes demanda de las distintas fuerzas políticas representadas en el legislativo un dialogo des idiológisado y objetivo, que aborde lo anterior pero además lo concerniente a la necesidad de generar jurisprudencia en lo tocante a la caducidad del delito fiscal, para superar así la impunidad de la que hasta ahora se ha favorecido el evasor, asegurando los comprensivos espacios previstos por la ley para que las personas tanto naturales como jurídicas saneen su historial fiscal, pero a su ves garantizando la persecución y consecuente castigo, así como la recuperación del adeudo de quienes con malicia eluden sus obligaciones para con la sociedad a través del fisco.
Son estos solo algunas de las ramificaciones del tema que el dialogo debe abordar y por supuesto hay muchos más, pero por sobre todo solo será plausible iniciándolo, generando la estrategia debida para anular a quienes lo siguen aplazando y comprometiendo todos los esfuerzos en la resolución de éste y todos los temas derivados en favor del soberano.