Ginebra/AFP
Un procurador suizo pidió el viernes cadena perpetua para el suizo-guatemalteco Erwin Sperisen, acusado de diez asesinatos de reos entre 2004 y 2007, cuando fungía como director de la Policía Nacional Civil (PNC) de Guatemala.
«Pido se lo declare culpable como coautor (de los asesinatos), y autor directo en el caso del asesinato de Tiniguar (José Abraham) y sea condenado a cadena perpetua», dijo el Primer Procurador Yves Bertossa en sus conclusiones, ante el Tribunal Criminal de Ginebra.
Siete de los reos murieron en la cárcel de Pavón durante incidentes en 2006, entre ellos el reo Tiniguar.
Otros tres murieron en 2005 en la cárcel de El Infiernito.
«Ha sido un crimen de Estado (…) planificado y ejecutado por el Estado», aseguró el Procurador.
«Hay que darle dignidad a las víctimas,… las enviaron al matadero, fueron abatidos mientras pagaban sus deudas con la sociedad», recalcó Bertossa, ante una sala repleta de público, dirigiéndose a los siete jueces del tribunal.
«Los tres más altos responsables de la seguridad de Guatemala, Vielmann (Carlos, Ministro del Interior, que espera su juicio en España), Sperisen y su segundo al mando en la PNC, Javier Figueroa (absuelto el año pasado en Austria), intervinieron en estos crímenes, al frente de escuadrones de la muerte, que operaban sin distintivos y con pasamontañas, y el presidente Oscar Berger estuvo presente en Pavón», recapituló Bertossa.
«La competencia de este juicio se basa en la nacionalidad suiza de Sperisen y que no hubo pedido de extradición por parte de Guatemala», dijo Bertossa, quien luego exclamó: «¡han asesinado las leyes de Guatemala!».
Sperisen, de 41 años, es juzgado en Ginebra porque la Confederación Helvética no extradita a sus ciudadanos, y porque la ley local obliga a juzgar a sus nacionales que hayan cometidos crímenes en el extranjero y se domicilien en Suiza.
Guatemala lanzó un pedido de captura contra Sperisen en 2010, pero desistió de pedir su extradición a Suiza.
«Limpieza social»
«Estos hechos han sido originados en la política de ‘mano dura’, heredada de la época del conflicto armado en Guatemala que causó 200.000 muertos, la ‘limpieza social’ que consiste en eliminar a los que molestan, a los inútiles. Todos fueron ejecutados, no hubo resistencia», resumió Bertossa al referirse a las pruebas aportadas por los testigos que declararon durante la instrucción, y en la vista oral.
«No hay indicios de que hubiera enfrentamientos, todos los investigadores dijeron que fueron ejecutados a quemarropa. Es una demostración de la voluntad criminal. Los desnudaron, les tiraron a no más de 60 centímetros, después los vistieron, les pusieron granadas en las manos y disimularon las escenas de los crímenes», resumió el Procurador.
«Las balas fueron disparadas de frente, en la cárcel de Pavón hubo 3.000 integrantes de las fuerzas del orden contra 7 recalcitrantes, no hubo heridos, la tesis del enfrentamiento no se sostiene, nunca va a haber tantos elementos como ahora, no fueron comandos incontrolables, no se puede permitir que los jefes escapen a sus responsabilidades», concluyó Bertossa.