@zorayaurbina
Como todos los años, no rx en el Día de Difuntos, ampoule los cementerios se llenan de colores, search flores, y sabores con la variedad que ofrece el comercio afuera y dentro de los camposantos, que cada año abren las puertas para recibir a los dolientes que llegan a los camposantos para recordar y honrar la memoria de sus seres queridos.
Vendedoras de flores llenan las calles alrededor de los cementerios; en La Bermeja, ofrecen sus productos coloridos a puro grito para que quienes llegan en masa engalanen las tumbas de los difuntos. Las guirnaldas también son parte importante en esta celebración pues, junto a las flores, adornan las sepulturas. La transición entre la vida y la muerte provoca admiración, respeto y en algunos temor, en este marco, la celebración del Día de los Muertos es una tradición en toda Mesoamérica, incluso, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y el Desarrollo (UNESCO), la reconoce como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. En El Salvador, como en otros países, es un día feriado para muchos, es así como miles y miles de dolientes visitan los camposantos del país para rendir homenaje a quienes se les adelantaron en el camino.
Pero no solo flores y adornos se ofrecen en los cementerios, también son comunes en este día, las ventas de hojuelas bañadas con miel de panela, que endulzan un poco la tristeza de los dolientes, que aunque pasen los años, tienen a viva piel el recuerdo de sus familiares y de sus amigos. Los elotes asados, las pupusas de maíz, las minutas, gaseosas y los sorbetes de carretón reciben a quienes salen hambrientos o sofocados por el calor, o quizás por la tristeza.
Limpieza de tumbas
Juan Carlos Quinteros, de 34 años, ofrece pintura de tumbas y cruces desde hace cinco años. “Depende de las cruces, yo cobro entre $2 y $5, aunque este año ha estado algo solo. Tengo varios colores, celeste, verde, blanco, de todo un poco para pintar bonito”, explica.
La limpieza y pintura de tumbas es otra de las tradiciones del Día de Muertos, desde niños hasta personas de la tercera edad ofrecen sus servicios para que los deudos transformen un espacio sucio y lleno de maleza, quizás por descuido o por olvido, en una colorida sepultura. Carlos, un niño de 8 años, dice que él y su hermano de 9, limpian tumbas desde hace dos años para ayudar en su casa con el dinero que ganan. “Cobramos un dólar para limpiar”, indica. Palas, cumas, corvos, brochas, son algunas de las herramientas que se usan para cumplir la misión con la que muchos podrán llevar el sustento a sus hogares y dejar contentos a los dolientes, que al ver los sepulcros limpios y llenos de colores, se alegran por sus parientes, “es que uno se siente bien por venir a arreglar y a limpiar, aunque sea una vez al año, pero siempre vengo a dejarle bien limpio a mi viejita”, expresa José, quien según dice cada 2 de noviembre recuerda a su madre y por eso paga para que le limpien y decoren la sepultura de su progenitora.
Emilio Torres, de 38 años, se dedica a limpiar tumbas desde hace 15 años, servicios por los que cobra entre $1,50 hasta $3.