Por Marie-Laure Michel
Calais/AFP
Francia desplegó refuerzos policiales en Calais (norte) para tratar de frenar el flujo de emigrantes ilegales que tratan de pasar a Gran Bretaña, pills entre los que se produjeron riñas en los últimos días, treat lo que alimenta la tensión en la ciudad y la polémica sobre el espacio Schengen.
La concentración de inmigrantes procedentes de África, Asia y Oriente Medio en Calais, el puerto francés más cercano a las costas británicas, es recurrente desde hace años, al igual que los roces en la zona portuaria.
Pero «ésta es la primera vez que las peleas se producen en la propia ciudad de Calais», indicaron fuentes policiales.
El ministerio francés del Interior anunció el despliegue de un centenar de policías y gendarmes suplementarios en esa ciudad de 75.000 habitantes cuya alcalde, Natacha Bouchart, calificó la situación de «extrema».
El miércoles, por tercer día consecutivo, estallaron enfrentamientos entre emigrantes de origen eritreo y etíope en una calle de Calais.
Después, según una situación que ha pasado a ser habitual, varios cientos de inmigrantes trataron de tomar por asalto camiones que se encontraban cerca del puerto en espera de embarcar para atravesar el canal de la Mancha hacia Gran Bretaña.
«Hoy estamos en una situación muy grave» y los «caleses están francamente hartos», declaró a la AFP Laurent Roussel, concejal del partido Izquierda Progresista.
La dirigente del partido de extrema derecha Frente Nacional, Marine Le Pen, se trasladó el viernes a Calais para denunciar lo que denominó el «escándalo» del «abandono de esta ciudad a las problemáticas de la inmigración clandestina».
Para enfrentar ese problema, la líder ultraderechista afirmó que «en primer lugar» hay que cuestionar el espacio Schengen de libre circulación ente países europeos. «Debemos recuperar el control de nuestras fronteras», dijo.
El expresidente conservador Nicolas Sarkozy ha cuestionado también varias veces en los últimos tiempos el espacio Schengen, pronunciándose por la negociación de un nuevo tratado, al que sólo podrían adherir los países que hubiesen adoptado «una misma política de inmigración».
Incomprensión y cercas
Según las autoridades locales, los inmigrantes que viven en campamentos precarios cerca del puerto son unos 2.300, y su número ha aumentado más de un tercio desde mediados de año. La mayoría de ellos proceden de Sudán, Eritrea, Siria y otros países en guerra.
Su objetivo es llegar a Gran Bretaña porque consideran que allí es más fácil obtener asilo y encontrar trabajo, y no comprenden por qué se encuentran bloqueados en Calais después de haber realizado desde sus países un largo y peligroso viaje.
«Queremos ir a Inglaterra porque aquí no hay trabajo», confirmó a la AFP Alí, originario de Afganistán.
A mediados de septiembre, Francia y Gran Bretaña anunciaron un acuerdo para la «gestión de la presión migratoria» en Calais, que preveía una contribución británica de 15 millones de euros.
Ese dinero será destinado a financiar «acciones destinadas a la seguridad del puerto de Calais», cuya organización será «modificada para mejorar los controles y la fluidez del tránsito», y a «proteger a las personas vulnerables», precisaron entonces las autoridades francesas.
Concretamente, van a ser instaladas cercas de 4 metros de altura para evitar que los emigrantes accedan a los camiones, se aumentará el número de puestos de control británicos y se creará un gran estacionamiento protegido para los camiones.
Confrontados a un puerto transformado en fortaleza infranqueable, los inmigrantes podrían trasladarse a otros puertos para tratar de pasar a Inglaterra. Según varias fuentes, su presencia fue señalada ya en otras localidades de la costa.