Rigoberto Palma
“Las políticas redistributivas no son contraproducentes para el crecimiento económico”, help dijo la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), click Christine Lagarde, sovaldi en un debate en el Foro Económico Mundial sobre la concentración de la riqueza. La directora del FMI parece responderle a ARENA, la ANEP y FUSADES, quienes aseguran que las medidas redistributivas y la inversión pública en favor de la gente pobre son un derroche y una acción populista. La derecha siempre ha dicho que si el Estado les quita recursos a quienes más tienen, que son las empresas más poderosas, para trasladárselos a quienes menos tienen, cae la inversión privada, baja la producción y aumentan el desempleo y la pobreza. Según ese punto de vista, hay que dejar que las empresas ganen mucho dinero, para que inviertan más, le den empleo a todo el mundo y se acabe la pobreza. A ese esquema alguien le llamó teoría del rebalse.
La experiencia demostró hace muchos años que la teoría del rebalse es falsa, pero los acaudalados la siguen difundiendo para que no le toquen sus riquezas. Sus medios de comunicación y hasta sus ONG dicen que se trata de una concepción científica. Y ahora resulta que el propio FMI, un organismo financiero al servicio de la banca privada mundial, afirma lo que siempre ha planteado la izquierda mundial: que la redistribución del ingreso estimula el mercado interno, la inversión y la producción.
La señora Lagarde dijo que “la excesiva desigualdad no propicia un crecimiento sostenible (…) aumentar los ingresos de los pobres tiene un efecto multiplicador que no se produce si se aumenta el ingreso de los que ya son ricos”. Dicho de otro modo, si se mantiene la desigualdad la economía deja de crecer, si la gente pobre recibe más ingresos compra más y aumenta la producción (efecto multiplicador) y si solo los ricos elevan sus ingresos la economía no crece.
Lo dicho por Lagarde es lógico, pues mientras los ricos ya no pueden consumir más, la gente pobre compraría más si aumentaran sus ingresos. Tal vez sería bueno que el FMI les impusiera un Programa de Ajuste Estructural a los ricos, para que una parte importante de sus recursos fuera a parar a manos de la gente más necesitada.