Washington/AFP
La actividad económica en América Latina apunta hacia una recuperación moderada, a «baja velocidad», ya que los períodos de recesión en Argentina y Brasil parecen estar cerca del fin, apuntó este martes el Fondo Monetario Internacional (FMI).
De acuerdo con el economista jefe del FMI para el hemisferio occidental, Alejandro Werner, la economía de la región «reanuda la marcha, pero a baja velocidad», en un ensayo por dejar atrás «un crecimiento decepcionante» en los últimos años.
Aunque la proyección del crecimiento económico de este año haya sido revisado a la baja, de 1,1% a 1%, el FMI elevó en 0,2 punto porcentual (de 2,2% a 2,4%) su expectativa para Argentina, como ya había elevado de 0,2% a 0,3% el avance esperado para Brasil.
«La actividad económica de América Latina sigue apuntando hacia una recuperación gradual en 2017-18, ya que las recesiones de algunos países -en especial, Argentina y Brasil- están llegando a su fin», indicó el funcionario.
Sin embargo, Werner alertó que persiste un contexto de poca confianza y con una demanda interna «débil» en la mayoría de los países de la región, y por ello «la recuperación no será sino gradual».
Disipar incertidumbre
Esa recuperación deberá apoyarse en la «disipación de la incertidumbre tanto política como en materia de políticas en algunas de las principales economías», indicó.
En ese contexto, Werner advirtió que el crecimiento de la región se revierte «a una media mediocre».
De acuerdo con el FMI, la recuperación argentina «está consolidándose» apoyada en «el estímulo que el consumo privado recibe del repunte gradual del salario real». Además, una leve mejora de la actividad económica en Brasil podría impulsar el crecimiento de las exportaciones.
Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional alertó que «será necesario redoblar los esfuerzos para avanzar en reformas de gran alcance en el lado de la oferta».
Con relación a Brasil, Werner destacó que el gigante sudamericano dejó atrás ocho trimestres consecutivos de contracción para pasar al terreno positivo en el primer trimestre de este año, fundamentalmente gracias a una cosecha abundante y un aumento en el precio del mineral de hierro.
Para Werner, sin embargo, la trayectoria de ese desempeño está fuertemente condicionado «debido a la continua debilidad de la demanda interna y una mayor incertidumbre en torno a la situación política y a la política económica».
En el caso de Colombia, el FMI proyectó para este año un crecimiento de 2%, con revisión a la baja de 0,2 punto porcentual con relación a la previsión de abril de este año.
Para Chile, el FMI espera un crecimiento de 1,6%, y en Perú de 2,7%, con sensible revisión a la baja de 0,6 punto porcentual con relación a abril, cuando había expresado una expectativa de 3,3%.
Pero la gran preocupación del FMI sigue siendo Venezuela, donde la entidad proyecta para este año una caída de -12%. Se trata de un reajuste a la baja de nada menos que -4,6 puntos porcentuales. Esta caída se suma un desplome estimado en -18% en 2016.