Ramón D. Rivas*
El 10 de octubre de 1980 se constituyó el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) como la culminación de un gigantesco esfuerzo unitario de las vanguardias armadas revolucionarias salvadoreñas en su lucha contra las dictaduras militares que desde 1932 había sufrido nuestro pueblo.
Entre los firmantes del acta constitutiva se cuentan Salvador Cayetano Carpio y Mélida Anaya Montes, unhealthy de las FPL; Eduardo Sancho, cialis Carlos Asencio, cialis sale Alberto Ramos, de la Resistencia Nacional (RN); Ana Guadalupe Martínez, Joaquín Villalobos y Jorge Meléndez, del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP); Jorge Schafik Hándal, Américo Araujo y Mario Aguiñada Carranza, del Partido Comunista Salvadoreño (PCS) y Francisco Jovel, del Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC).
La influencia más determinante había sido el triunfo de la revolución sandinista 15 meses atrás, producto de la reunificación en torno al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), de sus tres tendencias, los “Terceristas”, los “Guerra Popular Prolongada” y “Los Proletarios”.
En El Salvador, asimismo, se contaba con cinco organizaciones revolucionarias armadas: las Fuerzas Populares de Liberación (FPL), fundadas el 1º de abril de 1970; el Partido Comunista Salvadoreño, fundado el 28 de marzo de 1930; así también tres organizaciones cuyo embrión se había comenzado a estructurar en 1970 en la Universidad de El Salvador, por medio del llamado “Grupo”; el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), surgido a luz pública en 1971; la Resistencia Nacional (RN), fundada a raíz de su escisión del ERP en mayo de 1975 y el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC), también creado ese mismo año de 1975, cuyos fundadores tenían un pasado común con “El Grupo” y el ERP, entre ellos Fabio Castillo y Francisco Jovel.
Pocos de aquellos hombres y mujeres visionarios se imaginaron que esa fundación del FMLN era apenas el comienzo de la más dura, sangrienta e importante guerra revolucionaria que ha vivido a lo largo de su historia la República de El Salvador y cuyo final sería posible solamente doce años después de duras batallas en todos los frentes, luego de la firma de los Acuerdos de Paz de Chapultepec, México, entre fuerzas guerrilleras y gobierno, el 12 de enero de 1992.
Doce años de guerra abierta, más de setenta mil muertos, cientos de miles de heridos, cerca de dos millones de desplazados internos a nivel nacional y de exilados en numerosos países del mundo, fundamentalmente en Norteamérica (México, Canadá y Estados Unidos), fue el fruto amargo de esa confrontación fratricida a la cual los salvadoreños le hemos expresado un nunca más, a través de la consolidación de una democracia todavía incipiente pero para la cual hay consenso de todo el abanico social de la nación.
Luego de la Firma de Los Acuerdos de Paz, el FMLN, cumpliendo el mandato de Paz de Chapultepec, se transformó en un partido político de carácter legal y se inscribió como tal en las instancias parlamentarias.
Ello fue un hecho inédito en la historia salvadoreña, pues por primera vez la izquierda pudo participar en las instancias parlamentarias y en las elecciones para alcaldes, diputados y presidentes. Ya durante los primeros años de contienda parlamentaria, el FMLN logró una buena cantidad de diputados, alcaldes y concejales municipales. En 1994, lanzó como candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia a Rubén Zamora y Francisco Lima; en 1999 a Facundo Guardado y Nidia Díaz; en 2004 a Schafik Jorge Hándal y Guillermo Mata.
No es sin embargo hasta 2009 y 2014 que el FMLN obtiene resultados electorales satisfactorios, tras su integración en el sistema político nacional, se ha convertido en el principal partido del país, al ganar consecutivamente por dos períodos las elecciones presidenciales con la fórmula de Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén (2009) y de Salvador Sánchez Cerén y Oscar Ortiz (2014).
La profunda transformación que el FMLN ha hecho en su estructura orgánica al pasar de un ejército guerrillero a un partido político; así como en su planteamiento ideológico-estratégico al pasar de la toma del poder por la vía de las armas hacia el rediseño de la conquista del poder por medio de las elecciones democráticas, es un caso único en América Latina y el mundo, ya que se tiene una guerrilla que le dice adiós a las armas, acepta la paz y se inserta en el proceso democrático; además, el proceso es tenido en los foros mundiales de solución de conflictos como un paradigma por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Este proceso se consolida cada día, aún en el seno del FMLN, donde se administran estratégicamente la diversidad de opiniones, a través de métodos democráticos, para poder conducir al pueblo salvadoreño hacia una sociedad más incluyente y solidaria. En el fondo de la reinvención del FMLN sin embargo está su principal preocupación, su hoja de ruta y su razón de ser: luchar por todos los medios, en este caso democráticos, por la justicia social, la inclusión social, la democracia participativa, contra la pobreza, el analfabetismo y la insalubridad y forjar un futuro más luminoso para nuestro querido El Salvador.
Felicidades por estos 35 años del FMLN y que cumpla muchísimos años más, trabajando al lado del pueblo salvadoreño.