Licenciada Norma Guevara de Ramirios
A lo largo de doce años el pueblo y el FMLN buscaron un golpe que acabara de tajo con la dictadura; se esperaba y se anunciaba una gran ofensiva, esta se realizó en enero de 1981; el régimen estaba soportado por la ayuda política, económica y militar estadounidense; el desenlace no se alcanzó; pero la lucha debía seguir.
La Comandancia General del FMLN trazó como divisa “Resistir, desarrollarnos y avanzar”, se crearon los frentes como escenarios territoriales en oriente, occidente, en las regiones central y paracentral; allí las poblaciones y las fuerzas guerrilleras de las diferentes organizaciones se asentaron y establecieron gradualmente poderes populares.
Del enfrentamiento político como forma dominante se pasó a lo militar, y al escenario internacional buscando la solidaridad de los pueblos y el reconocimiento diplomático como fuerza beligerante. México y Francia dieron ese respaldo que se hizo público el 28 de agosto de 1981.
El régimen se reacomodó con la intervención directa de asesores militares y políticos de Estados Unidos, con la formación de batallones élites entrenados en EE. UU. Le correspondió a cada jefe guerrillero y miliciano la hazaña de organizar, entrenar y golpear al enemigo con la fuerza bajo su mando, constituyendo alrededor de cada batalla, una hazaña que mostró al mundo el heroísmo de nuestro pueblo y su FMLN.
De la creatividad, la disposición de lucha y sacrificio; el deseo de aprender a combatir mejor; surgieron los giros estratégicos de cada etapa de la guerra revolucionaria del pueblo librada por hombres y mujeres del pueblo salvadoreño. La creación de fuerzas regulares, batallones, fuerzas especiales, milicias, trabajo de expansión, fuerzas especiales urbanas; redes logísticas y la recreación del movimiento de masas diezmado por la represión, el paso a la clandestinidad y el exilio.
Los primeros congresos obreros se realizaron en 1983, el funcionamiento de la universidad en el exilio, la unificación de las nuevas organizaciones laborales del campo y la ciudad bajo la Unidad Nacional de los Trabajadores UNTS, y el surgimiento del CPDN (Comité Permanente del Debate Nacional por la Paz) expresan los picos de esa batalla tras la cual, militantes en la clandestinidad dieron impulso al fortalecimiento de las fuerzas organizadas del pueblo en lucha.
Imposible dejar de lado la labor de la Iglesia católica y las iglesias cristianas, acompañando a la población, demandando dialogo y solución política, la paz con justicia social; y la mediación para que tuviera cabida el diálogo entre el FMLN y el Gobierno; la solidaridad de los pueblos y el acompañamiento de internacionalistas.
En 1985 la Comandancia General resume la estrategia y conceptualiza la guerra revolucionaria como la guerra de todo el pueblo, hace sentir a cada salvadoreño y salvadoreña en lucha, que es parte del gran esfuerzo por definir a su favor la confrontación con la estrategia imperialista y el gobierno a su servicio.
Pese a la diferencia de recursos, el giro de 1985 dio impulso ofensivo al FMLN, creando una situación de equilibrio en el terreno militar. Las capturas de soldados oficiales permitió el canje de prisioneros, y la salida de lisiados de guerra del FMLN para curarse en Cuba y la República Democrática Alemana.
Las organizaciones integrantes del frente vivían sus propias dinámicas, con aciertos y dificultades, coincidencias y diferencias entre unas y otras, pero unidas en el propósito de liberar a nuestro pueblo de las amarras de la dictadura; hubo momentos en que el acuerdo era no romper la unidad y seguir discutiendo como hacerla mejor; a este último propósito se fue leal y gracias a ello, y al constante análisis de la realidad nacional e internacional se conceptualizó la Ofensiva de 1989.
La ofensiva estremeció al país y al mundo, convenció a quienes tomaban las decisiones que era mejor negociar la solución política levantada como bandera estratégica por el FMLN, el 4 de abril de 1990 en Ginebra se pactaron los objetivos de lo que a lo largo de dos años sería la negociación que permitió la firma de la paz el 16 de enero de 1992.
“Terminar el conflicto armado por la vía política, impulsar la democratización del país, garantizar el irrestricto respeto a los derechos humanos y reunificar la sociedad salvadoreña” fueron los objetivos de la negociación y el 26 de julio de ese año se firmó el primer acuerdo sobre derechos humanos, en Costa Rica, base para el establecimiento de la Misión de ONUSAL.
La transformación institucional propiciada por la reforma constitucional fue clave para que se cumplieran los acuerdos pactados, entre ellos la reincorporación del FMLN a la vida social y política como partido que se logró el 14 de diciembre de 1992, con su reconocimiento por el primer Tribunal Supremo Electoral.
Continuará…