Licenciada Norma Fidelia Guevara de Ramirios
El FMLN puso el máximo empeño por hacer que el Gobierno cumpliera todos los acuerdos firmados que se recogen en una edición de Naciones Unidas de 160 páginas. ONUSAL, la Comisión para la Verificación de los Acuerdos de Paz (COPAZ), las comisiones especiales de tierra, electoral, y otras fueron integradas por cuadros que venían de conducir espacios político militares; uno solo de esos esfuerzos era el de construir el partido como instrumento legal y sujeto político para el cambio.
Desmontar las estructuras militares, hacer surgir la PNC, la PDDH, la nueva Corte Suprema de Justicia, el TSE, requirieron verdadero empeño conductor y dialogante en el que los compañeros Schafik Hándal, Salvador Sánchez Cerén, y la Excomisión Política Diplomática pusieron talento y dedicación rigurosa; sin lo cual habría sido imposible la transformación política del Estado.
Al mismo tiempo se dio la primera gran batalla electoral en 1994 cuyos resultados colocaron al FMLN como segunda fuerza; a la vez se experimentó la primera fractura con el desprendimiento de 7 de sus 21 diputaciones ganadas; más tarde la renuncia de una parte de dirigentes del ERP y la RN.
Las primeras quince alcaldías ganadas iniciaron la transformación de la gestión municipal, y al llegar a cincuenta en 1997, junto a la fracción legislativa con sus 28 diputados conducidos por el compañero Schafik Hándal, arrancaron al Estado los recursos que desde 1998 se convierten en inversión local, la aprobación de una ley que redistribuyó primero el 6 % de los ingresos tributarios netos en las 262 municipalidades; en el primer gobierno del Frente alcanzó el 8 % y con la última reforma en 2018 representa el 10 % de unos 80 millones el primer año, de esas reformas se alcanzan 495 millones y medio para 2020.
El presupuesto participativo, la participación ciudadana, la equidad de género, la ley de medio ambiente, la inclusión de mujeres y jóvenes en la mirada de la política pública, la sindicalización de empleados públicos, la transparencia y rendición de cuentas, así como todos los instrumentos legales que se elaboraban con participación del FMLN para crear una nueva doctrina militar y policial, las leyes y la creación de instituciones, serían impensables sin la participación del FMLN en la vida social y política de nuestro país.
Los simples colores y eslogan fueron sustituidos por plataformas y programas de gobiernos como práctica política; y aunque fracasó el Foro Económico Social por bloqueo de la ANEP, el FMLN respaldó siempre la lucha de las organizaciones populares, de organizaciones no gubernamentales en sus demandas frente a la política neoliberal que impulsaban los gobiernos de ARENA.
Dos transiciones ocurrían en el país; la transición democrático revolucionaria impulsadas a la luz de los Acuerdos de Paz soportadas por la lucha social, política y parlamentaria; y la transición neoliberal que por la vía de las privatizaciones y desregulación impulsaba ARENA y sus aliados legislativos: aumento del IVA, eliminación de impuestos directos, privatización de ANTEL, de pensiones, para citar algunas, debilitaron la capacidad del Estado para responder a la exigencia de mejorar la calidad de vida del pueblo que la gente esperaba con la llegada de la paz, que materializara su demanda de Paz con Justicia social.
En marzo 2009 el pueblo dio la victoria presidencial al FMLN, y un segundo mandato en 2014; una década ganada en favor de las mayorías. La reforma social se expresó en programas que evitaron que el peso de la crisis económica internacional de 2008 cayera sobre las espaldas del pueblo menos favorecido: paquetes escolares, la reforma de salud, la entrega de tierras a campesinos, recuperación de la producción de granos básicos, Ciudad Mujer, los programas para los jóvenes, la gratuidad en la UES a los graduados en institutos nacionales, la universidad en línea, el crédito público para pequeñas empresas y las compras del Estado a las MYPES y cooperativas.
El efecto de este cambio se reflejó en los indicadores de salud, en la disminución de la pobreza, como lo reconoce hoy CEPAL, la reducción de la desigualdad, en nuevo marco legal de transparencia y rendición de cuentas.
El FMLN, ha sido, es y será siempre un sujeto político, una colectividad impulsora de más justicia social; de transformaciones sociales y culturales. Esta huella positiva, sin embargo, esta lejos de ser suficiente o irreversible; ahora toca luchar por mantener lo bueno, y en la vida interna corregir sus errores y sus insuficiencias para mantener su naturaleza como fuerza alternativa de poder. De allí su desafío que no puede ser resuelto renegando de su identidad histórica, de sus ideas; inventando narrativas alejadas de la verdad para justificar servicio al gobernante de turno.
Continuará.